La fuerza de paz para Darfur, autorizada ayer por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas será la respuesta tardía, pero masiva, de la comunidad internacional a una catástrofe humanitaria de gran magnitud en esta provincia del oeste de Sudán.
La fuerza híbrida de Naciones Unidas y la Unión Africana (UA) se llamará Unamid, estará compuesta por 26.000 hombres, entre militares y policías, y será la misión de paz más importante del mundo.
Se desplegará sobre el terreno a principios de 2008, es decir, unos cinco años después del comienzo del conflicto en Darfur entre la etnia africana minoritaria de esa región y los militares del gobierno árabe sudanés.
Sin embargo, según un responsable británico, ese despliegue podría quedar efectuado antes del 1 de octubre.
La guerra en Darfur ha causado desde su comienzo, en febrero de 2003, unos 200.000 muertos y más de 2,1 millones de desplazados entre una población de seis millones de personas, según cifras de la ONU que contesta el gobierno de Sudán.
El primer ministro británico, Gordon Brown, calificó la situación en Darfur como «el mayor desastre humanitario» actualmente en curso en el planeta.
Después de años de presión occidental, Sudán ha acabado por aceptar el despliegue de la fuerza de paz en Darfur, si bien a condición de que esté esencialmente integrada por militares africanos.
El gobierno de Jartum declaró el miércoles que debe estudiar la resolución 1769 sobre la Unamid, si bien parece no tener más opción que aceptarla ya que su principal aliado, China, votó a favor de la misma en el Consejo de Seguridad de la ONU.
«La cuarta y última versión de la resolución contiene varios elementos positivos que tienen en cuenta las reservas y preocupaciones del gobierno sudanés», indicó el representante de Sudán ante la ONU, Abdel Mahmud Abdel Halim.
La resolución fue modificada de acuerdo con las peticiones de Jartum, que temía que la Unamid pudiese recurrir ilimitadamente a la fuerza en base al capítulo VII de la Carta de la ONU.
«Pensamos que se trata de un paso en la buena dirección», declaró el embajador de Sudán en Gran Bretaña, Omer Siddig.
Sudán ha reiterado a los emisarios internacionales que considera imposible solucionar el conflicto de Darfur mediante las armas, como en cambio intentó en sus inicios, armando a los milicianos ’janjawids’ de descendencia árabe contra los rebeldes africanos oriundos de la provincia.
El gobierno de Jartum ya declaró estar dispuesto a negociar con los rebeldes de Darfur, que no firmaron el acuerdo de paz de 2006 y que se han fragmentado en una multitud de grupos armados, a los que ONU y UA han invitado a reunirse en Arusha (Tanzania), del 3 al 5 de agosto.
ONU y UA, así como la comunidad internacional, están convencidas de que la fuerza de paz sólo es un elemento de una solución más general para Darfur, por lo que hay que favorecer un acuerdo político entre gobierno y rebeldes.
La experiencia de la fuerza africana de 7.000 hombres desplegada en Darfur desde 2003, que debe pasar el testigo a la Unamid, es la prueba de que la situación no se puede estabilizar sin una solución política.
En Darfur, mientras tanto, al menos 16 personas murieron en julio en enfrentamientos entre tribus árabes rivales.
La violencia también dificulta las tareas humanitarias. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) denunció recientemente un aumento de los ataques contra sus convoys de suministro.