Insurgentes suníes aliados con un grupo local de Al-Qaeda ocuparon el jueves parte de un pueblo en el norte de Irak, en un nuevo desafío para el gobierno de mayoría chií que lucha por el control de una provincia inestable al oeste de Bagdad.
Los milicianos atacaron primero posiciones militares en la ciudad de Sulaiman Bek al caer la tarde y después tomaron control de varias calles y apostaron francotiradores en los techos de algunos edificios, dijo a la AP un funcionario local, Talib Mohamed Mustafa.
Mustafa expresó que la alcaldía y la estación policial seguían en control de las fuerzas de seguridad, que inmediatamente acordonaron el pueblo y se tirotearon con los atacantes. Agregó que enfrentamientos esporádicos causaron bajas entre los civiles, aunque no dio una cifra.
El pueblo, a 110 kilómetros (70 millas) al norte de Bagdad, ha sido escenario de intensos enfrentamientos el año pasado entre las fuerzas de seguridad y milicianos que lo ocuparon completamente durante días.
La nueva incursión de los milicianos tiene lugar mientras el gobierno lucha por el control de áreas en la provincia de Anbar desde fines de diciembre, y mientras la violencia se ha propagado a otras áreas mayormente suníes en el país.
Los residentes de la acosada ciudad de Faluya, ocupada por milicianos relacionados con Al-Qaeda y otros grupos insurgentes suníes, dijeron que los disparos de artillería se intensificaron desde la noche del miércoles en varios vecindarios de la ciudad. Los soldados y milicias suníes aliadas también tratan de desalojar a los milicianos de partes de la cercana ciudad de Ramadi, capital provincial de la provincia occidental de Anbar.
Algunos de los cañonazos hicieron impacto en el hospital general de Faluya, afirmó el director Wissam al-Essawi. Agregó que los empleados se irán del hospital si vuelve a ser cañoneado.
Los residentes hablaron con la condición del anonimato por cuestión de seguridad.
El jueves, las Naciones Unidas manifestaron preocupación por la situación de los civiles atrapados en medio de la lucha en Faluya, a 65 kilómetros (40 millas) al oeste de Bagdad.
«Estoy particularmente preocupado por el rápido deterioro de las condiciones en Faluya, donde muchos residentes están apresados en medio de la lucha», dijo en una declaración el director de la misión de la ONU, Nickolay Mladenov. «La ONU sigue solicitando el acceso humanitario a la ciudad».
El gobierno justificó el cañoneo como un ataque a los pistoleros parapetados dentro de casas y edificios del gobierno.