La capital nicaragí¼ense se convertirá desde esta noche en escenario de una fiesta religiosa con la ’bajada’ del patrono Santo Domingo de Guzmán de su santuario en las sierras del sur de la ciudad.
El jolgorio comenzó esta mañana con la vestida de la imagen de ’Minguito’ en la iglesia que lleva su mismo nombre, enclavada en las sierras de Managua, 20 km al sur, en medio de estallido de pólvora y bailes de sus devotos al son de música del folklore nacional.
Tras esa señal de partida, la fiesta continúa en la noche con la vela del santo y concentración de fieles en varios puntos de la ciudad donde se celebran actividades devotas, como la llamada vela del barco en que la diminuta imagen hace su entrada a lo que fue centro de Managua antes de que el terremoto de 1972 lo destruyera.
El alcalde de Managua, el sandinista Dionisio Marenco, es el mayordomo de las fiestas que la comuna apoya económicamente junto con las autoridades de la Iglesia Católica.
Tras una noche de celebración en la que se combinan juegos, bailes bien regados con profusión de ron y cerveza, a las primeras luces del alba los parroquianos emprenden la romería hacia la sierra para acompañar al patrono de las fiestas en su ’bajada’ a la capital, donde permanece 10 días.
Esta fiesta centenaria, mezcla de religiosidad y carnaval, se ha convertido en un atractivo turístico para toda la región centroamericana.
Los devotos de Santo Domingo se distinguen por sus atuendos a la usanza indígena. Algunos se pintan el cuerpo de negro o rojo, usan penachos de pluma y calzan sandalias de cuero y bailan durante el trayecto de 20 kilómetros que realizan en unas 10 a 12 horas bajo sol o lluvia.
Un desfile hípico forma parte también de la fiesta en el que no faltan carrozas alegóricas.
Durante los 10 días que duran las fiestas, los capitalinos tratan de olvidarse de los apagones que sumergen diariamente en las tinieblas a gran parte de la ciudad, el desempleo, la carestía de la vida y otros muchos problemas.
Las fiestas patronales concluyen el próximo 10 de agosto con otra romería, la ’dejada’ del santo en su santuario serrano.
La celebración de las fiestas de Santo Domingo, que la iglesia intentó prohibir a mediados del siglo pasado para evitar vicios como el alcohol o las numerosas reyertas de los parroquianos, tiene su origen en la época de la colonización española.