Los talibanes afganos anunciaron hoy que fijaron un nuevo ultimátum que vence mañana a mediodía para ejecutar a los 21 surcoreanos que tienen en su poder «aún vivos» tras la ejecución de un segundo miembro de ese grupo de rehenes.
«Nuestro último ultimátum para los 21 surcoreanos aún vivos fue fijado para mañana (miércoles) a mediodía», declaró por teléfono Yusuf Ahmadi, portavoz de los rebeldes afganos, que mantienen secuestrados a los surcoreanos desde hace 13 días.
«Si nuestras peticiones no son aceptadas antes de ese momento, empezaremos a matar al resto de los rehenes», añadió Ahmadi al subrayar que las 16 mujeres del grupo están «todas enfermas».
Asimismo, el portavoz talibán acusó a los gobiernos afgano y surcoreano de poca honradez en sus negociaciones para lograr la liberación de los rehenes.
Los rebeldes exigen la liberación por parte del gobierno de Kabul de al menos ocho de sus militantes actualmente presos en cárceles afganas.
El nuevo ultimátum llegó al día siguiente de la ejecución de un segundo rehén, un hombre de 29 años cuyo cadáver fue descubierto durante la noche del lunes al martes por la policía en la provincia de Ghazni, a unos 140 kilómetros al sur de Kabul.
Precisamente en Ghazni fue donde el grupo de surcoreanos miembros de la iglesia presbiteriana Saem-mul que se encontraban en «misión humanitaria» en Afganistán, fue secuestrado el 19 de julio.
«El cadáver del surcoreano fue hallado durante la noche en el distrito de Andar», declaró a la AFP el jefe de la policía provincial, Alishah Ahmadzai.
El cuerpo fue abandonado en un lateral de una carretera y presentaba cuatro o cinco heridas de bala en el pecho y en la cabeza, según un corresponsal de la AFP que pudo verlo.
Tras el hallazgo del cadáver, el gobierno de Seúl expresó el martes su «indignación» por una «despiadada muerte» y pidió a los secuestradores «que terminen con la brutalidad y liberen a los ciudadanos surcoreanos».
«El gobierno proseguirá con sus máximos esfuerzos para lograr su repatriación sanos y salvos», señaló el portavoz de la cancillería de Seúl, Cho Hee-yong.
Los talibanes anunciaron el lunes por la tarde su ejecución, tras el cumplimiento de otro ultimátum al gobierno afgano. «Matamos a tiros a un coreano de nombre Sung Sin «, señaló Ahmadi.
Fue la segunda ejecución llevada a cabo por los islamistas afganos tras haber matado al responsable del grupo, el pastor de 42 años Bae Hyung-Kyu, el pasado miércoles. Se convirtió así en el primer rehén extranjero en ser ejecutado en Afganistán desde abril de 2006.
El ministerio surcoreano de Relaciones Exteriores identificó al segundo ejecutado como Shim Sung-min. Según sus familiares, dejó su trabajo hace dos meses en una empresa de telecomunicaciones para dedicarse a la atención de minusválidos por cuenta de la iglesia Saem-mul.
Las autoridades afganas habían solicitado el lunes a los talibanes un plazo de dos días para «preparar el terreno para una solución aceptable».
Kabul se niega a aceptar el canje de presos exigido por los talibanes y pide, por su parte, que los rebeldes sean los primeros en liberar a las 16 mujeres del grupo en nombre de los «valores del islam».
El presidente afgano, Hamid Karzai, reiteró en el pasado que no permitirá ningún canje de prisioneros tras el controvertido intercambio por la liberación del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo en marzo.
Los surcoreanos, en su mayoría entre 20 y 35 años, fueron secuestrados mientras viajaban en un autocar particular por la carretera entre Kabul y Kandahar (sur), una de las más peligrosas de Afganistán pues pasa por zonas controladas por los talibanes.
Se trata del grupo más grande de extranjeros secuestrados en Afganistán desde la caída de los talibanes a finales de 2001.
Asimismo, los rebeldes tienen en su poder a un ingeniero alemán y a otros cuatro afganos desde el 18 de julio, cuando los secuestraron en la provincia de Wardak, a 100 kilómetros al sur de Kabul.
«Queremos la liberación de cinco presos talibanes», precisó Ahmadi al asegurar que, sin embargo, no existe ningún tipo de negociación sobre el rehén alemán.