Hoffman y el drama de las adicciones


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Era un hombre talentoso, inteligente, apegado a su familia, uno de los mejores actores de su generación. Pero no pudo controlar su adicción a las drogas.

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Por SANDY COHEN LOS ANGELES / Agencia AP

La muerte de Philip Seymour Hoffman, encontrado el domingo en su departamento con una jeringa en su brazo, por una aparente sobredosis de heroína es un duro recordatorio de los peligros de las adicciones.

El deceso «refleja la tragedia de la adicción a las drogas en nuestra sociedad», sostuvo la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional del Abuso de las Drogas. «Era un actor extraordinariamente talentoso, que tenía recursos, que había estado bajo tratamiento, que obviamente conocía los peligros de las drogas y que se había podido mantener limpio» por mucho tiempo.

Igual que una deficiencia cardíaca, la adicción puede ser fatal si no se la atiende constantemente, recalcan los médicos. Y si bien un tratamiento de rehabilitación es parte del proceso, no es un antídoto. La cantante Amy Winehouse y Cory Monteith, el actor de Glee, también fallecieron de sobredosis luego de someterse a tratamientos de rehabilitación.

«Las adicciones son un problema crónico, progresivo. Nadie se puede curar», afirmó Akikur Reza Mohammad, psiquiatra y experto en adicciones que enseña en la Keck School of Medicine de la Universidad de Carolina del Sur y fundó el Inspire Malibu Treatment Center. «Si alguien sufre de una adicción, no puede dejarse estar un momento. La composición neuroquímica del cerebro cambia y esta gente es proclive a reincidir».

Cuanto más joven empieza una persona a usar drogas, más probabilidades hay de que se haga adicto, señaló Volkow. Sin entrar en detalles, Hoffman dijo en una entrevista con «60 Minutos» de 2006 que consumió «todo lo que encontraba» antes de iniciar un tratamiento de rehabilitación a los 22 años.

Y el año pasado reveló en distintas entrevistas que había buscado tratamiento para la heroína luego de mantenerse limpio por 23 años.

Las adicciones causan cambios químicos en el cerebro y siguen presentes mucho tiempo después de que una persona dejó de usar una sustancia, indicó Volkow, quien describió esa condición como «una enfermedad crónica, de larga duración».

A menudo se requiere de abstinencia o de medicamentos sustitutos para evitar que el adicto pierda el control.

Igual que uno no se olvida de cómo conducir una bicicleta, un adicto puede volver a sus viejos hábitos, según se comprobó en estudios con animales.

«Les das una cantidad minúscula y de inmediato vuelven a consumir los mismos niveles del pasado», sostuvo Volkow. Es por eso que las adicciones son consideradas una enfermedad crónica y son comunes las sobredosis.

La de Hoffman, «lamentablemente, no es una historia poco común: un individuo que usa drogas de veinteañero, deja de hacerlo por 20 años, reincide de cuarentón y muere de una sobredosis».

No está claro que impulsó al actor a reincidir ni si recibió algún tratamiento luego de ingresar a un centro de rehabilitación en 2013.

El director de cine Anton Corbijn, quien estuvo con Hoffman en el Festival de Sundance el mes pasado promoviendo la película «A Most Wanted Man», dijo que la muerte del actor «me sorprendió tanto como a cualquiera». Indicó que estuvo con él hace dos semanas y que «parecía bien, a pesar de que tenía que lidiar con algunos asuntos», que no reveló.

Hoffman habló con la Associated Press sobre la cinta durante el festival, en el que lució tranquilo a pesar del acoso de los paparazzi. Al artista, que podía transformarse en personajes muy distintos, no le gustaba ser centro de atención. Pasar más bien inadvertido lo consideraba un requisito de su trabajo.

«Si me ven desempeñando un papel y piensan que me estoy divorciando o me asocian con cualquier cosa de mi vida privada, no estoy haciendo bien mi trabajo», manifestó en la entrevista con «60 Minutos». «No quieres que la gente sepa todo de tu vida personal, porque lo van a proyectar al trabajo que haces».

Hay una predisposición genética a las adicciones y si uno se mueve en un medio que tolera el consumo de drogas, las posibilidades de que alguien las use aumentan.

«Las adicciones no discriminan, del mismo modo que la hipertensión y la diabetes no discriminan», expresó Mohammad, agregando que en Estados Unidos mueren unas cien personas diarias por sobredosis.

Una persona puede recuperarse de una adicción a partir de un tratamiento, un cambio en el estilo de vida y la admisión de que tiene un problema. Se puede recomendar una internación de hasta seis meses, seguida de terapia y de reuniones de autoayuda, como las de numerosos programas de 12 pasos.

Es importante seguir un tratamiento por años.

«Esa continuidad mejora los resultados», dijo Volkow. «Una persona tiene que estar siempre consciente de que se puede reincidir. No importa cuánto tiempo alguien estuvo limpio, siempre se corre un riesgo muy, muy alto de reincidir».