Hay que diferenciar claramente entre lo que es un compromiso de gobierno, que obliga a quienes en su período ejercen el mandato popular, y un compromiso de Estado que obliga a la Nación a su cumplimiento. Hoy, por obra y gracia del Congreso de los Estados Unidos, estamos viviendo un debate respecto al compromiso que se adquirió en el gobierno anterior y tras un proceso que se prolongó mucho más de un período presidencial, para resarcir a los damnificados por la construcción de la presa para la hidroeléctrica Chixoy, principal fuente de generación eléctrica en Guatemala.
Luego de la decisión del Congreso de Estados Unidos al condicionar la ayuda militar a Guatemala y el financiamiento para el desarrollo que otorgan organismos multinacionales, nuestras autoridades han rechazado el condicionamiento afirmando que no somos propiedad de nadie y que no se acepta que otro país nos imponga obligaciones so pena de sanciones económicas. Según autoridades guatemaltecas, el compromiso adquirido resulta demasiado oneroso y no hay recursos para cumplir con la obligación de resarcir hasta por Q1.2 millardos a las numerosas familias que fueron terriblemente afectadas por la construcción de la represa y la amplitud del embalse que se produjo. Esas familias, las que sobrevivieron, no recibieron ningún beneficio por el proyecto.
Como buen pueblo con mentalidad colonial, tanto los sectores más conservadores como los más progresistas, recurren a Washington para lograr sus objetivos, sabiendo que es el gran poder que no sólo ha ejercido presiones históricamente, sino que ha llegado al extremo de botar gobiernos. Y somos tan abyectos en nuestra ausencia de patriotismo y dignidad, que no chistamos cuando en Estados Unidos simplemente dijeron que no iban a indemnizar o resarcir a las víctimas de los inhumanos experimentos realizados en los años cuarenta inoculando sífilis a enfermos mentales, soldados y presos guatemaltecos que se utilizaron como conejillos de indias.
El gobierno sostiene que sus relaciones con la Casa Blanca y el Departamento de Estado son excelentes y no se ven afectadas por la resolución del Congreso. Y puede que sea cierto, pero esas excelentes relaciones no sirven para pasar sobre la condición que impulsó la ley para que pueda darse algún tipo de ayuda económica a Guatemala. En ese sentido, de nada sirvió que el presidente Pérez Molina apoyara a Obama cuando anunció ataques unilaterales al gobierno sirio.
El tema a dilucidar aquí no es si la condición pesa o no pesa; el asunto es si el compromiso que se adquirió en el gobierno anterior es un compromiso de Estado porque, de ser así, con o sin presión de EUA deberemos honrarlo.
MINUTERO
La CC no significa
una corte celestial;
hace rato que trafica
con los poderes del mal