Washington vrs. Latinoamérica


Editorial_LH

La reacción del Departamento de Estado ante la declaración de los países de América Latina y el Caribe condenando el embargo económico a Cuba ha sido airada, no obstante que se trata de una declaración unánime y que el rechazo de Washington no altera el contenido de la postura del CELAC.


Es natural que Estados Unidos se sienta agraviado por una declaración que es un sopapo a la política que Washington ha impuesto a la Organización de Estados Americanos, pero la misma evidencia la falta de análisis y comprensión sobre lo que ellos han considerado siempre como su dominio, como su patio trasero, pero que a fuerza de descuido y de alianzas con los poderes más oscurantistas y reaccionarios, fueron perdiendo al punto de que en una reunión en la misma Cuba, todos los países condenaron la práctica del embargo.

Tras muchos años de abandono y el crecimiento de gobiernos cada vez más nacionalistas en muchos de los países de la región, es natural que se produzca un rechazo a la manipulación de la OEA que llegó a convertirse en un títere del Departamento de Estado que sigue actuando con criterio imperial con sus reacciones que lejos de limar asperezas y buscar entendimientos basados en el respeto mutuo, lo que hacen es provocar nuevos enconos con países que fueron aliados naturales, por razón de geografía, pero que se han distanciado en el marco de la notable indiferencia que Estados Unidos tenido para una región que, si acaso, ha sido importante por su materia prima y por los riesgos que significa el narcotráfico, pero cuya pobreza, desigualdad y falta de desarrollo no es objeto del menor interés para quienes dirigen y diseñan la política exterior norteamericana.

El embargo, además, es una práctica indefendible porque castiga más al pueblo cubano que a sus autoridades que han soportado décadas sin que el mismo les signifique presión suficiente para abandonar su política interna. La historia ya permite demostrar el fracaso del embargo, atendiendo a sus pobrísimos resultados, pero también a probar el enorme castigo que ha significado para millones de cubanos que han pagado las consecuencias de una postura igualmente autoritaria de su gobierno que de quienes presionan a Washington para que lo trate de derrocar.

El Departamento de Estado sigue dando muestras de tener el tacto de un elefante para reaccionar cuando sienten que las cosas se salen del guacal diseñado por ellos para controlar a los gobiernos aliados, mismos que cada vez se sienten menos respetados y hasta espiados y por lo tanto, menos afines al imperio.

MINUTERO:
Ni siquiera con tanto espionaje
 vieron el rechazo al embargo;
 pasaron detalles de largo
 y no vieron venir el oleaje