El pasado 23 de enero el colega Álvaro Velásquez publicó su tercer artículo secuencial en relación al crecimiento económico, en donde menciona una plática virtual que mantuvo con mi persona en relación a lo ficticio de tal crecimiento, basado en consumismo y financierismo.
Acierta Álvaro al decir que la fuente de alimentación de la economía actual, y de parte de nuestro crecimiento económico viene del influjo de dólares, que es producto de las remesas del exterior, el narcotráfico y el blanqueo de dinero, que se aposenta de diversas formas en el sistema financiero regulado y no regulado.
Indica también Álvaro que el sistema está tan pervertido que el banco central resulta ser una fábrica de pérdidas, que también se canalizan en réditos para el sistema financiero. Y éste resulta ser un tema de actualidad en virtud de que el Presidente del Banco de Guatemala está reclamando una restitución de fondos a su institución, por parte de Papá Estado, y que representa la bicoca de cerca de 3,300 millones de quetzales.
Álvaro tuvo varias reacciones discursivas en relación a este tema, las que reflejan la ideologización que se tiene del campo de lo económico en Guatemala, y la forma como se mueven ciertas mentes que poco entienden del tema, pero ante la envergadura del mismo, lo explican con el sonsonete de que la culpa de todo en este país la tiene el Gobierno y sus déficit fiscales.
El sonsonete es anti Estado a todas luces, y desde hace un buen tiempo le atribuye toda la culpa de las pérdidas del banco central al fisco, así como a manejos de inyección monetaria, que aquí se cree que ocurren como en los Estados Unidos. Todo ello refleja un desconocimiento llano de lo que ocurre en tan sacrosanta y poco conocida institución de la banca central.
Resulta ser que las pérdidas actuales del Banco de Guatemala vienen principalmente del influjo de dólares como producto de diversas actividades que se contabilizan como “remesas”, siendo que como existe poca transparencia en el manejo de las divisas, desde el migrante más humilde de Arkansas, que envía algún dinerito a su familia en San Antonio Ilotenango, hasta un simple cambio de dólares para efectuar un pago al exterior por un consumidor urbano se compilan en tal rubro. Así nuestro país está lleno de “remesadores”.
Pero resulta ser que la gran aspiradora de fondos en dólares viene de la repatriación de los grandes capitalistas que huyen de las tasas de interés en el exterior que están por los suelos, e invierten sus fondos en deuda del gobierno y en valores del mercado abierto del propio Banco de Guatemala.
Resulta éste ser un juego alocado, en virtud de que el banco central empuja hacia arriba la tasa de interés líder por el temor a la inflación y para mantenerla bajo control, y ello provoca brechas entre las tasas de interés doméstica e internacional, siendo aprovechadas por los grandes capitalistas exportadores y dueños de bancos, en su propio beneficio: negociazo seguro entonces.
Ello es lo que nos mantiene con presiones hacia la apreciación y con tremendas pérdidas del banco central, siendo su explicación todo un mito de la caverna.