El día de ayer el Presidente de la República recibió un baño de multitudes luego de atender en su despacho a la dirigencia magisterial. La ruptura del protocolo de conformidad con noticias de prensa que aparecen hoy en distintos matutinos se dio luego de una reunión de aproximadamente una hora en donde el Presidente se comprometió con los maestros a cumplir con las asignaciones de sueldos y programas escolares.
A efecto de entender y compartir la alegría que une a maestros y autoridades debemos de recordar que este gobierno, en medio de negociaciones con estos mismos sindicatos, prometió el año pasado incrementos salariales, los cuales, dada la no aprobación del Presupuesto del año 2014 se veían en riesgo.
Para efectos de la estrategia del Presidente y su gobierno, el hecho de que no se aprobara un presupuesto mayor para este año comprometía sus planes de gastos e inversiones, por cierto mucho mayores los primeros que los segundos y entonces optó por amenazar con dejar sin presupuesto asignado a aquellas áreas que afectaran a los grupos de poder más grandes que hay dentro del Estado como lo son los maestros, con el afán de que ellos mismos se ganaran su propio espacio presupuestario. Por supuesto la reacción o el cumplimiento de lo acordado, según se quiera interpretar, no se hizo esperar y desde la semana pasada masivas y constantes movilizaciones magisteriales están a punto de lograr que el Congreso de la República apruebe una ampliación presupuestaria por alrededor de mil quinientos millones de quetzales que dejará tranquilo al magisterio y al Gobierno con el resto del presupuesto para atender sus otras necesidades.
Lejos quedaron los tiempos cuando el actual Presidente decía que su gobierno no negociaría bajo presión (precisamente refiriéndose a las presiones del magisterio a inicios de su gobierno) y desde luego muy distantes quedaron los objetivos y los principios cuando vemos que ahora no solo no se deja presionar, sino que presiona al Congreso de la República utilizando precisamente a este gremio. De ahí que no cueste entender el por qué la Ministra de Educación declara que no existirán sanciones en contra de los maestros que no asistan a impartir clases por motivo de esta protesta o el discurso del Presidente de ayer que ensalzaba las pacíficas y justas demandas del magisterio.
En mi opinión, este arroz ya se coció, la mayoría de bancadas del Congreso ya manifestaron, incluso algunos a viva voz que la próxima semana se aprobará la ampliación presupuestaria, lo cual es perfectamente lógico pues los diputados, políticos al fin, se mueven según sea la presión que se les ponga y sin duda, es mucho más eficaz la de diez mil personas manifestando frente al Congreso que la de millones que integramos la mayoría silenciosa de este país y que solo veremos de qué forma nuevamente habrá que pagar el presupuesto sin importar los efectos que para las futuras generaciones tengan estos actos.
Al final, los maestros tendrán su aumento, el Gobierno tendrá mil quinientos millones más para gastar, los diputados una foto más que subir al Facebook para su futura campaña y los únicos que no tendremos respuesta seremos todos los demás preguntando de donde saldrá el dinero para pagar esta nueva ampliación presupuestaria.