Aparentemente a nadie interesa que yo esté realmente padeciendo de alguna enfermedad, pero sucede que ya han pasado seis meses desde la vil estafa y no consigo la devolución de mis ahorros.
Siendo este un problema social tiene que ser motivo de reflexión, pues lo mismo puede sucederle a usted.
No se trata de ser apegado al dinero, pero la causa de que me sienta con depresión consiste en que ya no sé qué más poder hacer para lograr el castigo de los estafadores. Quisiera ver que un tribunal los condene a largas penas de prisión y desde luego con la devolución de lo estafado.
Quisiera que también sean condenados con prisión el Superintendente de Bancos y la Directora de la Junta Monetaria.
Quisiera que el Presidente de la República también sea enjuiciado, ya que él sabía perfectamente que los ahorrantes nos encontrábamos totalmente desprotegidos y nada hizo por evitar esta crisis. Da la impresión que el presidente es solidario, pero con los banqueros estafadores y no con el pueblo. La Constitución Política de la República de Guatemala ordena que el Ejecutivo es solidariamente responsable por los daños y perjuicios que los funcionarios causen a la población por negligencia en el desempeño de sus funciones, eso es lo que sucedió con el Superintendente de Bancos.
Otro aspecto que también influyó para que yo esté bastante desanimado son los comentarios de algunos columnistas, defendiendo a los banqueros prófugos de la justicia.
Recordemos que solamente haciendo valer la justicia es posible la democracia.