No cabe duda que muchas veces tratando de corregir errores se empantanan aún más y en lugar de encontrar la luz, se sigue hundiendo en las sombras. Creo que este es el momento del actual gobierno. La presentación de un informe de medio período que se organizó para magnificar resultados para convencer a incautos y ofrecer un acto político con un público invitado por ellos mismos, terminó deslucido completamente. Primero, porque se criticó siempre al Presidente por no presentar el informe en el Congreso para evitar los actos absurdos y circenses del mayor partido de oposición, que actúan tal como lo solía hacer el propio partido de gobierno.
Segundo, por el abandono abrupto de una de las bancadas que asistió al acto, pero en medio del mismo se retiró, dejando el escenario quebrado y con destellos de molestia y sombras. Y tercero, el extraño incidente que culmina con la agresión de la Vicepresidenta por parte de dos jóvenes mujeres, que debían ser invitadas, contaban con asientos estratégicos y actúan sin la intervención mínima de la seguridad de la mandataria.
Pero no todo termina ahí. El Presidente desiste de asistir a Davos, cuando era uno de los pocos presidentes invitados a dicho cónclave, por supuestos quebrantos de salud de su Vicepresidenta, con lo cual se aísla de un entorno internacional y de los organismos internacionales, que resultan sumamente importantes para presentar una imagen de dignatario, de un militar de pasado cuestionable, pero que intenta convertirse en un estadista y busca insertarse como otros exmilitares que han conseguido un espacio de respeto y reconocimiento como el actual Presidente de Colombia y otros en Sudamérica. Una decisión que lo deja mal ante la comunidad internacional.
Pero tampoco termina acá. El Presidente asiste a la presentación del Informe Regional de Seguridad que presenta el subsecretario de Naciones Unidas, un académico y experto reconocido en esta materia y quien argumenta que los esquemas de “mano dura”, han fracasado rotundamente y propician mayor violencia, agudizan conflictos y no resultan efectivos para detener el flagelo de la violencia. Un hallazgo que descansa en investigación empírica y que en nuestro caso, ha sido evidente y nos condujo a una situación muy delicada cuando este esquema imperó durante el gobierno del presidente Berger, cuando se impuso la “limpieza social” y nos condujo a serias violaciones de los derechos humanos alcanzando su punto máximo con lo ocurrido en Pavón y el Infiernito y de ahí los juicios de los máximos funcionarios de seguridad de ese gobierno.
Nuestro gobernante se olvida de ese detalle y cuando le corresponde hablar en este evento, se siente aludido e inicia una justificación sin sentido de su lema de campaña “mano dura”, cuando el experto hablaba de estos esquemas en general. Pero no, el mandatario se pierde en explicaciones vacías y pobres y aduce que la misma se refiere a la ¡aplicación de la ley!, vaya a saber qué quiso referir, pero resultó absurdo y se hizo ver muy mal, al igual que su Ministro de seguridad. Bien reza el refrán popular: “Explicación no pedida confesión manifiesta”
En fin, la búsqueda de una salida a un laberinto que se torna complicado lleva al Presidente a actuar equivocadamente y buscando ratificar lo dicho en su informe con datos que resultan poco creíbles y que devienen de una pretensión de hacer ver un régimen que consigue resultados cuando en realidad el mismo hace aguas, se hunde y enreda en su propia maraña. No cabe duda que el inicio del presente año no se visualiza bien para todos y abre malos augurios para el devenir de nuestra sociedad. Insisto, el modelo de recambio de gobiernos por la vía de elecciones muestra sus peores señales de agotamiento y parece hipotecar seriamente nuestro futuro. Es imprescindible una reforma política en serio. Ojalá que el actual régimen razone y se aleje de la soberbia para buscar salidas decorosas. El tiempo se agota y corre en su contra.