Incompetentes aprendices de malandrines


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Inicialmente, repudio la agresión de que fue víctima la vicepresidenta Roxana Baldetti, porque, para reiterar lo que han expresado otros columnistas, no se justifica la violencia para dirimir diferencias ideológicas o simplemente para manifestar desacuerdo o repudio a conductas de funcionarios públicos de indistinta jerarquía, sobre todo cuando, como en este caso, es una dignataria de la nación que fue elegida, nos agrade o disguste, por la mayoría de los ciudadanos que acudieron a las urnas oportunamente.

Eduardo Villatoro


En tal sentido, me solidarizo con la compañera oficial del Presidente, y a los guatemaltecos los exhorto a que contribuyan a crear un clima de tolerancia y respeto mutuo mediante el debate, el diálogo, la discusión o cualquier otra manera que no implique insultos, falta de respeto y menos acometidas físicas en contra de quienes no piensen ni procedan conforme nuestras convicciones.

En el contexto de este incidente, que autoridades gubernamentales y dirigentes del Partido Patriota han calificado de atentado, me asaltan dudas en torno a las circunstancias en las cuales ocurrió el suceso que ha llamado la atención de la mayoría de los guatemaltecos, la indignación de los simpatizantes de la Vicepresidenta y la abundante burla de usuarios de las redes sociales, aunque expertos en la materia o columnistas posiblemente ya habrán expuesto sus incertidumbres al respecto.

Es incomprensible que las dos jóvenes pudieron penetrar el cerco de seguridad que siempre rodea a ambos dignatarios del Organismo Ejecutivo; sobre todo porque las incompetentes aprendices de malandrines llegaron a ubicarse en sitios estratégicos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias; la forma como ingresaron la sustancia que lanzaron a la agredida; la impavidez de ambas mujeres de quedarse casi imperturbables después de cometido el hecho, como si hubiesen arrojado confeti a una desaprensiva transeúnte, y seguidamente la manera de revelar, también muy serenamente, el nombre de un exdirigente estudiantil universitario que las habría contratado para realizar esa deleznable tarea.

Asimismo, causa extrañeza que esas jóvenes no hayan previsto una apropiada ruta de escape, como lo hacen los que participan en acciones ilícitas; no contaron con cómplices que les facilitaran inmediata y precipitadamente su fuga; no tuvieron a la mano un vehículo de alto cilindraje apto para alcanzar velocidades aceleradas en pocos minutos, y en vez de ello, habrían dispuesto de un gastado y lento picop, y para ajuste de torpezas, los tripulantes del automotor portarían drogas y armas (según versión de autoridades del Gobierno) que ni siquiera incautos delincuentes llevarían consigo, porque evidenciarían que son integrantes de baja estofa de una banda improvisada.

Los anteriores y otros elementos de juicio mueven a pensar que alguien muy poderoso está detrás de estas jovenzuelas; pero sería un disparate de los dirigentes del partido Lider, a los que el mismo Presidente les atribuye la autoría intelectual del hecho ilícito, dejar tantos cabos sueltos, al margen de la ineficacia de los agentes de seguridad, además de que sería demasiado insensato involucrarse en una salvajada como la referida si su presidenciable Baldizón está muy por arriba del aspirante presidencial Sinibaldi, del PP, en una reciente encuesta.
Digo, puesnnnn…

(El detective Romualdo Tishudo confía en que eventualmente se descubrirá a los verdaderos autores intelectuales de esa burda agresión).