Jorgito Dávila convalece en la cama de un hospital. Tiene fiebre, hematomas y dolor en las piernas. Su rostro está inflamado, su cabeza calva. Sueña con regresar a su natal Nicaragua, abrazar a su madre y hermanos, jugar en la calle con sus amigos y comer caramelos como cualquier niño de siete años.
Pero sus deseos sólo se harán realidad si se realiza un trasplante de médula ósea lo antes posible.
Ante la falta de tratamientos que le garantizaran la supervivencia en su país, el niño llegó a Miami en octubre acompañado por su padre tras haberse sometido en Nicaragua durante dos años a tratamientos de quimioterapia contra la leucemia. Pero aquí encontró un obstáculo: necesita 320.000 dólares para costear la operación y por ello que ha lanzado un pedido de ayuda financiera.
«Tengo muchos dolores, calenturas (fiebre), que (las personas) me ayuden. No me quiero sentir así. Que por favor recen por mí para que me mejore bien», expresó el niño en una entrevista reciente con la prensa por Skype desde la cama del hospital donde permanece internado desde comienzos de esta semana. «Quiero salir con mis amigos, quiero estar con mi familia. Los extraño mucho», dijo mientras se secaba las lágrimas.
La mamá del niño y sus dos hermanos mayores quedaron en Nicaragua y por ahora no pueden viajar porque no tienen visa. El papá, Jorge Dávila, y su tío, Guillermo Gamez, se han movilizado junto con un grupo de amigos y periodistas de Miami para conseguir el dinero necesario para el trasplante. El padre, que trabaja de camionero, es el sostén de la casa y asegura que sus ingresos no le alcanzan para cubrir los costos.
Los hermanos de Jorgito, Aileen, de 14, y Jordi, de 10, se han sometido a una serie de exámenes para determinar si podrían ser los posibles donantes de la médula. En caso de que no lo fueran, se debería encontrar un donante en Estados Unidos.
Los médicos de Managua diagnosticaron el cáncer cuando el niño tenía cuatro años, después de aparecerle un tumor en la frente, entre las cejas. Durante dos años fue sometido cada ocho días a un tratamiento de quimioterapia hasta que los especialistas dijeron que la enfermedad estaba en remisión, explicó su papá. Las buenas noticias, sin embargo, terminaron pronto.
Al poco tiempo Jorgito recayó y fue en agosto de 2013 cuando los médicos nicaragüenses le dijeron a la familia que el chico no tenía posibilidades de sobrevivir en la nación centroamericana debido a la falta de tratamientos. Pocas semanas después Jorgito llegó a Miami con su papá.
«Los médicos me dijeron que no hay tratamiento para la recaída en Nicaragua. Lo que más le daban era tres meses de vida», explicó el padre. «Lo que tiene que hacerse es un trasplante porque si le ponen quimioterapia la enfermedad vuelve y lo que más puede extenderse la vida son dos años», agregó.
Tras varias recaídas, el niño fue internado el lunes en el Hospital Baptist de Miami, cuya fundación costea los gastos del tratamiento, explicó el padre.
El trasplante sería en el Hospital Jackson Memorial, cuya Fundación ha creado una cuenta especial con el fin de recibir donaciones para Jorgito.
«Es bastante urgente. Está en un período que puede recibir el trasplante, que la comunidad ayude lo antes posible para hacerlo… el dinero es necesario para hacer el trasplante», manifestó a The Associated Press Niurka Del Valle, directora del programa International Kids Fund de la Fundación Jackson Memorial, que en 2013 financió el tratamiento médico de unos 65 niños de todo el mundo en Miami.
Sin la ayuda de la Fundación, la familia Dávila debería desembolsar más de 600.000 dólares.
Los médicos del Hospital Jackson Memorial que atienden al niño no respondieron los mensajes de la AP.
Del Valle dijo que las donaciones a la cuenta del pequeño pueden hacerse enviando un cheque a nombre de Jorge Dávila al PO BOX 2020, Miami, FL, 33101; llamando directamente a la Fundación al número 305 585-5888; o a través de la página de internet del Fondo Internacional de Niños http://www.wonderfund.org/ .