Los 300 poemas inéditos de la poetisa chilena y Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral, descubiertos en Estados Unidos medio siglo después de su muerte, se convierten en un valioso tesoro literario que supera con creces lo publicado por ella y permitirá hacer una completa revisión de su obra.
El hallazgo fue realizado por el académico chileno Luis Vargas, quien por varias semanas se sumergió en los archivos y recuerdos guardados en Long Island, Estados Unidos, por Doris Dana, la albacea y amiga íntima de Mistral fallecida en 2006.
Además de manuscritos, cartas, microfilmes y fotografías, el profesor chileno encontró unos 300 poemas inéditos de la poetisa, ganadora en 1945 del Premio Nobel de Literatura.
«Es difícil hacer el cálculo de cuántos tengo hasta el momento (…), estamos hablando de por lo menos 300 poemas desconocidos», dijo Vargas desde Estados Unidos al diario El Mercurio de Santiago.
«Lo que aún falta conocer, ver y leer de Gabriela Mistral, es un 60% de su desempeño genial», agregó el investigador.
Entre los poemas inéditos destacan ’Rayo’, ’Enfermo’, ’Casandra’ y ’Ganas tengo de hablar’, donde Mistral expresa el amor de una madre hacia su hijo, que parecen referirse a su sobrino ’Yin Yin’, de quien se dice sería en realidad su verdadero hijo.
El celo con que su albacea y amiga íntima guardó el legado de Mistral impidió que se conociera por completo la obra de la poetisa chilena, famosa por sus cantos a los niños y sus dramáticos «Sonetos de la Muerte».
«Suya es la culpa de que en los Estados Unidos no se la haya considerado como la magnífica escritora universal, como el genio verbal que ella es. (Dana) contribuyó a su postergación y a su olvido», criticó Luis Vargas.
Otro especialista chileno en la obra de Mistral, Jaime Quezada, señaló que Dana conscientemente ocultó el legado de su amiga, con quien incluso fue vinculada sentimentalmente.
El escritor relató que la última vez que habló con la albacea fue en el año 2000, cuando le preguntó directamente por el legado de la poetisa, a lo que ella le contentó «que no poseía nada importante».
«Conociéndola, creo que puso un velo, una pared para desentenderse de la Mistral, que terminó siendo un fantasma para ella», señaló.
«No hubo un egoísmo insano sino que con su muerte se liberó de su presencia tanto física como espiritual, y por eso todo ese material quedó ahí guardado», agregó Quezada.
Por lo pronto, los poemas inéditos de Mistral serán clasificados y recopilados en un nuevo libro que será editado en Chile el próximo año. Luego se planea una reedición de sus Obras Completas, para el goce de todos los mistralianos.
«Lo nuevo que hay es tan inmenso, que el concepto que tenemos de la obra de Gabriela Mistral tendrá que ser completamente recalibrado», señaló Vargas.
Mistral, cuyo verdadero nombre era Lucía Godoy Alcayaga, publicó en vida tan sólo cinco libros de poesía, entre ellos Desolación (1922) y Tala (1938).
La poetisa, que también ejerció labores diplomáticas, murió en 1957 en Nueva York, a los 68 años. En su testamento pidió que la enterraran en el pequeño pueblo de Montegrande, en el norte de Chile.
Sus restos fueron trasladados en 1960 hasta ese lugar en el Valle del Elqui, donde nació, pasó su infancia y ejerció como profesora.
Los documentos encontrados en Estados Unidos regresarán a Chile y permanecerán guardados en la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam).