Entre las distintas maneras de dividir las ramas del conocimiento, de acuerdo con la metodología que se emplee, una de las más sencillas se refiere a la comprensión referencial y experimental, es decir, la que se adquiere con la información impresa o audiovisual y la que se obtiene mediante la vivencia personal, susceptibles de conjugarse en una sola.
Traigo a colación ese párrafo a propósito de una reunión a la que las nuevas autoridades del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social nos invitaron a más de una docena de columnistas y otros periodistas, para intercambiar opiniones acerca de la perspectiva que tenemos los comunicadores que asistimos a la cita y las proyecciones de la administración que preside el licenciado Juan de Dios de la Cruz Rodríguez, quien se acompañó de otros funcionarios y se explayó en sus proyecciones a mediano y largo plazo, en torno a lo cual ya se ha informado en desplegados de prensa.
Me abstuve de preguntar y me concreté a formular observaciones derivadas de mi percepción en calidad de pensionado del IGSS y de visitante a pacientes en centros hospitalarios de esa institución, que aquí recalco porque sus autoridades aseguraron que esos elementos de juicio ya se han tomado en consideración y que las deficiencias que expuse serán superadas, de suerte que son compromisos formales que redundarán en provecho de afiliados, pensionados y beneficiarios.
El IGSS es una de las instituciones públicas que, según mi parecer, presenta las contradicciones más agudas, básicamente porque cuenta con uno de los nosocomios con avanzada tecnología, médicos y cirujanos especialistas de experiencia, instalaciones y equipo de magnífica calidad y personal paramédico y administrativo de amable comportamiento. Es el Hospital El Ceibal, reconocido como el mejor centro hospitalario público y privado de Centroamérica en Traumatología y Ortopedia.
En el lado opuesto se ubica el Hospital General del IGSS de la zona 9, que más parece barraca de encamamiento de soldados heridos en la Segunda Guerra Mundial, pero no por falta de eficacia de sus funcionarios y personal médico y paramédico, sino por el número de pacientes que ha rebasado su capacidad de atención, al igual que lo que ocurre en el Centro de Atención Médica Integral para Pensionados (CAMIP) de Pamplona, al que diariamente acuden 1,500 adultos mayores y con 77 mil expedientes activos, para decirlo resumidamente, lo que torna imposible que médicos, enfermeras y empleados administrativos se den abasto para una cobertura eficiente.
Lo contrario ocurre en el CAMIP Zunil, en la zona 7 de Mixco, unidad de servicios médicos ambulatorios que podría ser modelo para sus similares, en vista de sus modernas instalaciones, servicio ejemplar de profesionales de la Medicina, así como empleados administrativos que contribuyen a que los pensionados y beneficiarios nos sintamos cómodos y satisfechos.
Podría abundar enumerando alcances exitosos y servicios deficientes en el funcionamiento del IGSS, pero mi espacio es limitado, mientras que el interés de la población acogida al régimen de seguridad social, es que se superen los escollos que obstaculizan un excelente desempeño.
Uno de los proyectos más ambiciosos que esbozó el Presidente del IGSS es la Ciudad de la Salud, que incluye los hospitales de Ginecoobstetricia, el Infantil, el de Trasplantes y el de Adultos Mayores (únicos en Centroamérica) y el Centro de Diagnóstico, además, unidades médicas próximas a inaugurar en el Occidente, Villa Nueva, Puerto Barrios y Morales; fuera de que algunos centros se extenderán los días y horas de servicio.
(El pensionado Romualdo Tishudo acota: -Ojalá no se quede en buenas intenciones).