La CICIG en el debate



Muchos de los partidos polí­ticos habí­an anunciado su respaldo a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala como parte de lo que podrí­amos llamar «corrección polí­tica» frente a la comunidad internacional. Apenas si el Frente Republicano Guatemalteco daba, por razones obvias, la batalla frontal contra el esfuerzo por disponer de mecanismos que ayuden a la investigación para combatir las diversas formas de crimen en Guatemala y los expertos supusieron que ese partido harí­a uso de su poder en la Comisión de Relaciones Exteriores para detener el dictamen de manera que el asunto tuviera que ser conocido por el próximo Congreso, en el que abundarán las piezas que se postularon para garantizar inmunidad.

Pero la arrogancia de la hija del General y su poder de convencimiento les hicieron creer que podí­an precipitar las cosas y emitir un dictamen desfavorable. Sabí­an que tanto en la Gana como en el Partido Patriota hay elementos que no asistirí­an a la sesión porque se oponen a la CICIG, pero no quieren darse color. Y contaban con el apoyo sorpresivo para algunos de los dos diputados de la UNE y eso les convenció de que habí­an ya ganado la batalla.

El dictamen quedó sin efecto luego del escándalo que provocó y cuando se fueron retirando firmas. Ahora la CICIG será materia del pleno y como resultado de ello, las organizaciones pedirán voto nominal para establecer una especie de Libro Blanco de la lucha contra la Impunidad con su respectivo «quién es quién».

El argumento que esgrimen algunos rasgándose vestiduras para objetar a la CICIG es el de la soberaní­a nacional, pero hay que tomar en cuenta, y es bueno que la población lo apunte, que prácticamente todos los que hoy claman por nuestra sacrosanta soberaní­a son los mismos que se la pasaron por el arco del triunfo cuando se trató de suscribir un Tratado de Libre Comercio que no fue realmente discutido, sino que fue una especie de contrato de adhesión impuesto a nuestro paí­s so pena de convertirse en paria.

Pueden plantear objeciones a la CICIG por el tema de la soberaní­a quienes se han opuesto a que el paí­s se adhiriera a un Tratado de Libre Comercio que no tomó en cuenta las asimetrí­as y cuyos benéficos efectos están aún por verse. Pero quienes exigieron que el Congreso aprobara sin chistar ese instrumento, no tienen boca con qué hablar.

Y ojalá que en ese Libro Blanco quede debida constancia de cómo actúan nuestros dirigentes y de las sorpresas que aún nos depara el destino.

El error de cálculo del FRG por la soberbia de la hija del General al pensar que podí­a dominar a la Comisión de Relaciones Exteriores permite ahora que el debate electoral cobije el tema de la CICIG, lo que demuestra la torpeza de quienes se creen genios polí­ticos.