El nuevo año presenta una serie de retos y metas importantes para el país, en las cuales la participación del gremio de abogados y notarios es muy importante, no sólo para alcanzar a escoger a los y las mejores profesionales que integrarán los nuevos puestos de funcionarios públicos, sino también para reivindicar un tanto a la profesión, que con mala responsabilidad de colegas en el pasado, se han convertido en cómplices más que en colaboradores de la debacle en la escogencia de candidatos y postuladores.
La participación de los abogados en los procesos de postulación, que incluyen la escogencia gremial, así como la responsabilidad de decanos y rectores (los que son abogados) es indiscutiblemente una influencia grande de la juridicidad que se espera alcanzar para estos procesos, además que cuando se preparó la norma en la Constitución, se concebía el elemento de la dignidad y la ética de los profesionales de derecho, como garantía de un buen resultado, algo que pareciera disminuir conforme los años, no sólo por actuaciones cuestionables de algunos, sino además porque existe un proceso de “maquila” para graduaciones, que fuera denunciado hace varios años, pues se entendía como propósito siniestro, la toma de posiciones e instituciones, desde el propio Colegio de Abogados, como las entidades de justicia, y justicia electoral.
Pero además de ello, la academia jurídica también fue involucrada en la participación del proceso, al establecer a los decanos de las facultades de derecho para que conjuntamente con rectores y abogados, se unan a magistrados que velen por la consistencia de una carrera judicial, esperando que exista renovación cuando corresponda, y reelección si es merecida. Particularmente la reelección se ha convertido en algo no muy grato, especialmente porque existen muchos profesionales idóneos que permiten continuar con la gestión pública correcta; aunque en algunos casos, pudiera justificarse ante la ausencia de ese talento natural de un juzgador.
Del otro lado, la población mantiene una expectativa sobre los nuevos puestos y funcionarios, y lee, escucha y le explican que los abogados tienen una gran responsabilidad sobre los sistemas jurídicos y políticos del país. Desde su etapa formativa en las universidades, pasando por la incidencia legal que pueden tener en la elaboración de las leyes (aunque no hay exclusividad, sí una participación notoria) y finalmente, en la designación de quienes ejercen y hacen cumplir las leyes del país. El gremio entonces, debe responder a esa expectativa con procesos de selección transparentes, efectivos y de calidad, haciendo partícipe a la sociedad civil de cada movimiento a realizar, en vista de que esta última se ha mantenido vigilante de los procesos en los últimos años.
Guatemala necesita de sus hijos para lograr los tiempos de cambio, y sus más responsables y confiables herederos, debieran ser aquellos profesionales que han jurado ser éticos para con ellos mismos, para con sus clientes y para con su país. Es el momento de reivindicar acciones negativas del pasado con nuevas acciones positivas y honestas. Guatemala lo reconocerá, y en este momento lo demanda como una obligación trascendental.