¿Pero qué nos pasa? Ya no hay ni seguridad, tampoco tranquilidad en la población sacudida, doblegada y dañada en todo sentido. No existe tregua alguna, en vista que en cadena irrompible sobrevienen sucesos alarmantes que afectan los sentimientos de familias completas, a causa de hechos asombrosos, inhumanos sobre todas las cosas, que afectan hasta los indolentes.
A la noticia publicada en los medios, reacciona el colectivo con rapidez, es el cotidiano trajín que duele en general y desconsuela en definitiva a familias damnificadas por tan infausta noticia en su contra, por cuanto va directo en menoscabo de alguien de sus miembros. Concierne a la desaparición de niños que más acongoja a las progenitoras por naturaleza especial.
El crimen organizado en sus estrategias ataca duro y al corazón de las progenitoras desconsoladas hasta la amargura de no poder encontrar el fruto de sus entrañas. Caen en la desesperación amarga como la hiel, la hondura del caso conmueve a la población, ya acostumbrada a esta serie interminable de problemas patéticos, marco de fondo día tras día infaltable y tenaz.
Conforme de los medios de comunicación social publican respecto al caso extremo de descomposición humana que más de 1,100 niños desaparecidos prosiguen esa condición. ¡Qué golpe más certero! al seno hogareño no poder encontrarlos, pese a esfuerzos inauditos encaminados a esa finalidad, lo corrobora de igual manera el sistema de Alerta Keneth, que no vayan a terminar.
La fundación Sobrevivientes, un hueso duro de roer no cesa en su empeño firme, valiente y tenaz, al respecto de la desaparición de niños de ambos géneros opina que se debe mejorar precisamente la búsqueda de los componentes de la infancia, la Santa Infancia califica en lejanos tiempos el Sumo Pontífice, subrayando al efecto ser el futuro de una nación, sin duda.
La cifra publicada de niños desaparecidos pone sensibles a personas sea como sean, considerando ser un extremo inaudito que pretende un exterminio de los mismos. Hace tiempo quienes conforman esa etapa de la vida, todo parece indicar que les echaron el ojo, al tomar en cuenta que la ley no puede castigarlos con su peso; eso también da vida a tantísimo sicario en acción.
Pero siempre existen desactivaciones. La propia Alerta Keneth en el sentido que conforme los avisos emitidos del 1 de enero al 14 de noviembre de 2,013, 3 mil 678 fueron desactivados porque los niños y niñas fueron localizados. Pero continúan 1 mil 188 alertas con estatos vigentes. Casos generadores de expectativas. ¿O se salen del hogar, o bien los raptan malhechores?
Ello constituye uno de los muchos casos frecuentes en el medio, atribuido al descomunal crecimiento citadino, fuente y fortaleza de diversas dificultades que cobran un sinfín de molestias, desvíos y deseo de lanzarse a un mundo de sorpresas ligadas a la aventura, obtener dinero a costa de alistarse al mundo libertino, sin la tutela familiar, rompen el vuelo fatal.