Como era de esperarse, los candidatos presidenciales que acudieron al foro organizado por la Alianza Evangélica se pronunciaron en contra del aborto y del matrimonio entre parejas homosexuales, temas que por cierto no están en la agenda del debate nacional. Y no lo están porque, en primer lugar, el aborto es imposible someterlo a debate en el marco de la Constitución Política de la República de Guatemala que garantiza el derecho a la vida desde el momento de la concepción y eso evita, de tajo, cualquier posibilidad de que alguien o algún grupo pudiera iniciar una campaña para legislar a favor del aborto. Antes habría necesidad de cambiar la Constitución.
En el tema del matrimonio entre homosexuales podría generar otro tipo de debate porque el artículo constitucional que regula el tema de la familia no llega a ser explícito y todo lo da por entendido. Y es que en 1985, cuando se redactó nuestra Constitución, no se pensaba siquiera que algún día tendríamos que debatir si la unión de parejas de homosexuales puede llamarse matrimonio y si esas parejas tienen los mismos derechos que tienen los que se han casado legalmente.
Pero en Guatemala no existe espacio para ese debate a nivel de las organizaciones políticas porque de todos modos quienes lo promoverían son un número reducido que no agitará el interés de ninguna fuerza partidaria importante. Nosotros no creemos que pueda haber algo así como el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero obviamente dentro del concepto del derecho civil podrá normarse los derechos y obligaciones que voluntariamente contraen quienes deciden hacer vida en común. Entre esos derechos y obligaciones pueden pactar lo relativo a la sucesión, pero nada de todo ello se puede regular simplemente aplicando las normas que están establecidas para el derecho de familia porque en ese sentido el concepto de matrimonio es totalmente distinto, especialmente porque la misma Constitución habla de la procreación como uno de los elementos fundamentales.
Creemos que el ejercicio realizado por los miembros de la Alianza Evangélica es bueno, sobre todo porque nos coloca en posición de discutir algunos temas que forman parte de la agenda social en el mundo entero. Como dijimos, hace veinte años ya había una postura definida y categórica sobre el aborto porque ese tema venía siendo discutido en todo el mundo desde hacía mucho tiempo y Guatemala adoptó constitucionalmente una postura propia del carácter y tendencia de nuestra sociedad. Posiblemente a la hora de abordar el tema del matrimonio de parejas del mismo sexo prevalezcan los mismos valores y las mismas tendencias, por lo que uno entiende que no hay en este momento ningún político que pueda ir contra la corriente ni que vaya a poner pica en Flandes siquiera hablando de otro tipo de contrato civil distinto al matrimonio pero que pueda regular ese tipo de uniones.