Si es de parte de nuestros políticos tradicionales, téngalo por seguro estimado lector que será un poco más de lo mismo. No podemos esperar ninguna otra cosa distinta después de apreciar durante las fiestas de fin de año la misma propaganda en que aparecen sus candorosas miradas deseándonos Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo. No salen del tradicional regalo de juguetes acompañados de figuras de arraigo popular; de los repetidos mítines en la provincia con Santa Claus o del bondadoso tamalito con chocolate navideño sufragado con fondos provenientes de las contribuciones de los vecinos a la entidad que representan.
fracaceres@lahora.com.gt
Mientras tanto, las cifras, las estadísticas o las tendencias de inseguridad siguen inalterables. Cada vez son más indicativas de que el miedo ha hecho presa de la gran mayoría de los guatemaltecos. ¿Quién no va sentirlo cuando más de 350 celulares en promedio se roban todos los días?, ¿Quién no sabe que lo que hoy le quitan violentamente en Guatemala mañana se comercializa en el resto de países centroamericanos sin que se pueda poner coto a esa práctica porque el PARLACEN y la Carabina de Ambrosio siguen siendo la misma cosa? Pero la violencia bajo el título de delincuencia común, organizada o como usted prefiera llamarla, sigue viento en popa a pesar de tanta propaganda oficial que se derrocha.
No es para menos, los expertos profesionales son los primeros en decirnos que la violencia en que vivimos es causa de diversos trastornos mentales, pues en cuanto a robos se refiere, ocupamos el segundo lugar en Centroamérica después de Honduras y por el mismo camino vamos cuando más de la tercera parte de los chapines piensan que la justicia debiera hacerse por propia mano, pues la pérdida de confianza en la justicia para que los culpables sean castigados nos ha llevado a ocupar los últimos lugares desde hace rato.
En nuestro país llevamos muchos años de pensar que ya fueran las pandillas, el crimen organizado, también llamado narcotráfico y los delincuentes comunes nos mantienen con la vida pendiente de un hilo y de ahí la exigencia de una población que, desesperada hasta el histerismo, siga exigiendo al actual presidente que cumpla con usar su reiterada “mano dura”, prometida en dos campañas electorales. Al respecto, ¿usted qué opina, iremos para adelante como reza la propaganda o seguiremos como el cangrejo en opinión de la mayoría? En lo que a mí respecta, seguimos igual o peor, por lo que para el año venidero la prioridad uno para el gobierno de Pérez Molina debiera ser reponer la seguridad perdida a la población guatemalteca. No es que la salud, la educación pública o la recuperación de la infraestructura sea una maravilla en nuestro país, pero no es posible producir y generar riqueza con la continuada intranquilidad y zozobra en la que hemos vivido durante los dos primeros años del actual gobierno.