Grecia todavía en crisis, asume presidencia de la Unión Europea


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Grecia, el país de la zona euro más golpeado por la crisis, asume el 1 de enero la presidencia de turno de la Unión Europea (UE).

Por Christine Pirovolakis y Alexandra Mayer-Holdahl
Atenas, Agencia dpa

Su principal objetivo semestral es lograr avances en el crecimiento económico y la política migratoria, aunque lo hará con la presión de las cercanas elecciones al Parlamento Europeo y la sombra de un posible tercer paquete de rescate para sus maltrechas finanzas.

Atenas está luchando por salir de seis años consecutivos de recesión, en los que ha recibido préstamos por 240 mil millones de euros (330 mil millones de dólares). Aun así, el primer ministro, Antonis Samaras, aseguró que la presidencia semestral que Grecia asume de manos lituanas será una presidencia de «oportunidades».

Una de las prioridades de la presidencia griega será la lucha contra el desempleo juvenil, afirmó Samaras, cuyo país sufre una tasa general de desempleo de cerca del 27 por ciento. Además, Atenas quiere seguir avanzando en la Unión Bancaria, de la que ya se sentaron dos de sus principales pilares. El principal objetivo de esta nueva arquitectura de la UE es restablecer la confianza en los bancos de la eurozona y evitar que los contribuyentes tengan que pagar en el futuro eventuales rescates a la banca.

La carga de trabajo de las presidencias rotatorias de la UE se ha reducido desde que en 2009 se establecieron figuras encargadas de presidir las cumbres (presidente del Consejo Europeo) y de representar la política exterior y de seguridad común del bloque. El principal papel de las presidencias semestrales es presidir las reuniones de ministros e intentar alcanzar acuerdos entre los 28 miembros de la UE y con el Parlamento Europeo.

 Durante su presidencia semestral de 2003, Grecia abrió camino al crear perspectivas de adhesión para los países balcánicos más occidentales, mientras en la UE entraban diez nuevos socios. Sin embargo, Atenas ha bloqueado desde entonces el acceso a Macedonia, con quien tiene abierta una disputa por el nombre del país.

En esta ocasión Grecia afrontará nuevos retos, pues la UE debe aprobar nuevas leyes antes de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en mayo. Según fuentes diplomáticas, la perspectiva de los comicios reduce el margen real de actuación legislativa tres meses antes de las elecciones.

«El próximo año será crucial para Europa, ya que intentaremos sacar adelante leyes importantes», afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Las prioridades de la próxima presidencia permitirán a los miembros de la UE «navegar juntos hacia un crecimiento sostenible y hacia la creación de empleo», agregó el político portugués.

La propia Grecia espera crecer por fin un tímido 0.6 por ciento el próximo año y ver reducida ligeramente su tasa de paro.

Barroso también espera «que la presidencia griega sea una gran oportunidad para mostrar que Grecia no sólo es capaz de resolver sus problemas con la solidaridad europea, sino que Grecia también puede contribuir significativamente al proyecto europeo».

 Otra de las cuestiones que abordará la presidencia griega será la migración. La legal y la ilegal. Europa necesita una política efectiva para esta cuestión fundamental para los países del sur, explicó el viceministro de Exteriores griego, Dimitris Kourkoulas.

Grecia es, junto con Italia y Malta -y en menor medida ahora España- uno de los países más afectados por la llegada de inmigrantes ilegales a través del Mediterráneo. Nada cambió por el momento en la política migratoria comunitaria, a pesar de los recientes naufragios con cientos de muertos frente a la isla italiana de Lampedusa.

La UE volverá a abordar este tema el próximo junio y está por ver si Grecia, desde la presidencia, es capaz de presionar a favor de un reparto más equitativo de los inmigrantes que llegan a las costas del Mediterráneo, algo a lo que se oponen Alemania y otros países del norte. En todo caso, el testigo en ese sentido lo podría tomar Italia, que asumirá la presidencia de la UE en julio.

Debido a sus ajustados presupuestos, Grecia no destinará más que 50 millones de euros a la presidencia de la UE, por debajo de los entre 70 y 80 que gastaron países como Austria, Finlandia, Portugal o Eslovenia.

Además se reducirá el equipo de organización a unas 150 personas, un centenar menos que durante la presidencia chipriota, y la mayor parte de las reuniones de ministros se celebrarán en Atenas, para evitar desplazamientos a otras partes del país.

Por otro lado, Grecia ha rechazado los temores a que pueda existir algún riesgo durante las reuniones de Atenas debido a la actual impopularidad de la UE en el país y se ha remitido a su experiencia en la organización de grandes eventos, como los Juegos Olímpicos.