Trágico recordatorio


Editorial_LH

La última semana del año cerró con un trágico accidente en el que murieron tres miembros de una familia que viajaban en un automóvil que fue literalmente aplastado por un pesado camión que se salió de la pista en la que circulaba para pasar a la de sentido contrario donde hizo pedazos al pequeño auto familiar. Padre, madre y uno de los hijos murieron entre los hierros retorcidos del irreconocible vehículo que viajaba a velocidad moderada, pero que se topó con un pesado transporte cuyo conductor perdió el control a alta velocidad.


Miles de vidas se pierden en Guatemala como resultado de la imprudencia criminal, no temeraria, de muchos conductores que actúan con absoluta irresponsabilidad aprovechando la ineficacia de nuestra normativa y la ausencia de autoridades que hagan cumplir siquiera las débiles reglas en vigor. Mientras en otros países la reincidencia en faltas o delitos contra la seguridad del tránsito se traduce en la suspensión y hasta la pérdida de la licencia para conducir, en Guatemala no existen mecanismos de sanción efectivos y, peor aún, ni siquiera de control para saber quién ha sido responsable de infracciones en el pasado.
 
 El transporte pesado, tanto de mercancías como de personas, tiene que estar sujeto a normas de control más efectivas y las empresas transportistas tienen que asumir la responsabilidad solidaria y mancomunada con sus pilotos. Tal vez de esa forma las empresas serán más cuidadosas a la hora de contratar pilotos para terminar con esa tendencia a disponer de elementos sin ninguna capacidad que se comportan como verdaderos asesinos al empuñar el volante de los vehículos que se les encomiendan.
 
 Un sistema de sanciones permitiría que cualquier reincidente en faltas por conducir bajo el efecto de alguna sustancia que limite las capacidades del individuo sería fenomenal para ponerle coto a esa tendencia tan corriente en nuestro medio de que los ebrios o drogadictos anden manejando con el riesgo que ello significa para población inocente, como esa pobre familia que viajaba con ilusión para aprovechar el feriado de fin de año y se toparon con la muerte encarnada en un camión convertido en bólido.
 
 Esta tragedia vial, como las otras ocurridas en el fin de semana y en las que estuvieron involucradas camionetas extraurbanas, son un funesto recordatorio de cuán urgente es para el país que se establezca una ley de tránsito similar a las que en otros países han salvado ya muchas vidas al producir una notable reducción en los índices de mortalidad en las vías y carreteras. ¿Será que algún día tendremos un Congreso que piense en estas cosas en vez de remodelar oficinas de diputados mediocres?

Minutero:
Mientras no existan sanciones 
seguirán los accidentes 
causados por imprudentes 
que manejan por montones