Pasó la Navidad sin tanta violencia y, luego, viene el Año Nuevo


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Lo hermoso y ruidoso de la Navidad ha quedado atrás, sin dejar, afortunadamente, una estela de tanta sangre y muerte a causa de la violencia criminal, y eso es alentador para una sociedad que quiere vivir en la paz verdadera y duradera con la ayuda de Dios.

Marco Tulio Trejo Paiz


La comunidad cristiana, que indiscutiblemente es la más numerosa de nuestro país, estuvo haciendo los preparativos para las celebraciones del feliz advenimiento del virtuoso Niño que se convertiría en el Hijo de Dios hecho hombre en la Tierra.

Los villancicos que acariciaron nuestros tímpanos, aún dan la idea de que continuamos escuchando el eco de… Noooche de Paz, Noooche de Amor…, entre otros cánticos propios de la espiritualidad de tan magna ocasión. 

Debemos sentirnos contentos y muy satisfechos de esa gran manifestación de fe de todo un pueblo que cree y venera de corazón y con toda el alma al Todopoderoso Arquitecto del Universo, y debemos exaltar siempre  los sacros, supremos y eternos valores de la Humanidad.

Ahora cambiamos el rumbo de los conceptos que, como fieles a Dios, estamos vertiendo en este espacio del vespertino LA HORA para referirnos al apoteósico acontecimiento.

Ya estamos en los umbrales del Año Nuevo, momento que da origen a toda una variedad de cábalas respecto de lo que posiblemente se produzca, bueno o malo, positivo o negativo, en el transcurso de 2014  ¡Ojalá que todo sea en beneficio de nuestra patria, del conglomerado nacional y del mundo!

Lo deseable en cuanto al año venidero puede sintetizarse así:

Que todos dediquemos óptimos esfuerzos en el trabajo que se necesita para que Guatemala vaya siempre a la vanguardia, o sea en las avanzadas del mundo moderno conquistando una superación integral progresiva y efectiva.

Que los encumbrados de la burocracia y de la llanura ajena al aparato oficial, terminen con la corrupción que tanto daño ocasiona al país, no sólo a intramuros  sino también a extramuros.

Otro grande y muy grave problema que afecta a esta tierra centroamericana es la situación de inseguridad e impunidad. Los transgresores de la ley y de los derechos humanos andan sueltos, muy campantes por aquí y por allá, a lo largo de nuestro desgajado territorio. Cierto es que mediante las medidas adoptadas por quienes empuñan las riendas del poder, se están asestando duros golpes a los criminales organizados y no organizados, lo cual está mereciendo el reconocimiento de la ciudadanía que ha venido urgiendo, precisamente, las acciones que se requieren para que nos brinden paz y prosperidad.

Y algo más: La sucia politiquería debe cesar de una vez por todas para dar paso a la política, que es ciencia y arte a la vez, a fin de que tengamos un Estado moderno que venga a cambiar lo cambiable en bien de todos los mortales de la nación sin distingos o preeminencias, porque todos somos guatemaltecos dignos de las bondades de la genuina democracia con todos sus preciados atributos.

Muchas cosas más, que no andan como Dios manda, podríamos traer a cuento en esta hebdomadaria columna periodística, con la mejor intención de dar al César lo que es del César  y a Dios lo que es de Dios. Nuestro deseo y, más que deseo, es propósito, consiste en que en esta tierra de la eterna jo… coteadera, haya justicia con todos los beneficios del sistema democrático que, al menos hoy por hoy, no nos está brindando todos sus anhelados beneficios.

Vayamos, pues, cambiando todo lo cambiable hasta llegar a una meta de grandes realizaciones. ¿Estamos, estimado Juan Pueblo?

Abrigamos la esperanza de que a todos nuestros compatriotas la vida les sonría con mucha felicidad  a  lo largo del 2014. ¡Que así sea con las bendiciones del Cielo!!!