Controversia de Valladolid


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El descubrimiento de América, realizado por Cristóbal Colón, trajo consigo a la conciencia del hombre-europeo no solo un Nuevo Mundo, sino también nuevos animales, plantas y, lo más sorprendente, nuevos hombres. Así, el hombre-americano, el Indio, entrará abruptamente en la historia europea.

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Héctor Camargo
Heki06@gmail.com

Ciertamente, desde que Cristóbal Colón anotó en su bitácora de viaje que vio hombres desnudos corriendo en la playa, muchas serán las historias que se contarán sobre los habitantes americanos. La mayoría de las cuales no serán más que falsedades completamente alejadas de la realidad existencial del hombre-americano.

Con el encuentro de 1492, el Indio simbolizará muchas de las vilezas, maldades y deficiencias humanas. El Indio se convertirá, paulatinamente, en un ser deshumanizado, bárbaro y degradado. A menudo, los prejuicios relucirán y abrirán las puertas a las más deplorables aseveraciones:
“Alrededor de los diez o doce años de edad parecen tener un poco de civilización, pero más tarde se vuelven como bestias salvajes… Dios nunca ha creado una raza más llena de vicios. Los indios son más estúpidos que los asnos“,  (Tomás Ortiz, fraile,1525).

Y la Controversia de Valladolid es un hecho histórico que sucedió a mediados del siglo XVI, en 1550, en la ciudad de Valladolid, España. El emperador Carlos V, preocupado por las acusaciones de injusticia en contra de España y sus métodos de dominación en el Nuevo Mundo, ordenó parar todas las guerras de colonización en América y organizó una junta de sabios para que discutieran sobre el Indio americano. Dos famosos teólogos, Bartolomé de Las Casas y Ginés de Sepúlveda, ambos con formación filosófica jurídica, debatieron en torno al Hombre-americano. El Indio se convirtió en el centro de la polémica conocida como la Controversia de Valladolid.

Señales, culto lector/a, que los resultados de dicha disputa dependía la vida de millones de seres humanos, de indios. Las reuniones se dieron en un convento católico con representantes papales y de ambos grupos en disputa. O sea, los que estaban por una dominación pacífica, a través de la cristianización y los otros que proponían primero la dominación a través de la guerra y la conversión al cristianismo por la fuerza.

LEYES DE BURGOS
Uno de los precedentes importantes son los decretos emanados de la famosa Junta de Burgos de 1512. De aquí surgieron las famosas Leyes de Burgos que trataron de equilibrar los intereses económicos de la Corona española con los intereses sociales de los indios. El Requerimiento –como la Encomienda– son las dos instancias creadas para la dominación legal de los indios del Nuevo Mundo.

REQUERIMIENTO
El Requerimiento era un documento absurdo salido de la pluma de los juristas españoles preocupados por la ilegalidad de sus acciones de ultramar. Era un intento de maquillaje ético para una situación de injusticia total.

El Requerimiento era un documento escrito en idioma latín que contaba, la Creación y de cómo el Papa había cedido tanto la tierra como sus habitantes a los Reyes Católicos; señalaba que los españoles hacían un llamado pacífico para que los indios aceptaran la fe católica y la autoridad de los españoles. Y que si los indios se oponían los españoles estaban autorizados a convertirlos y dominarlos por la fuerza. El Requerimiento fue utilizado por primera vez en Panamá por Pedrarias Dávila en 1513.

Sepúlveda considera que hay varias razones por las cuales los españoles tienen el derecho de dominar a los indios para luego cristianizarlos. A continuación exponemos las causas de la guerra expuestas por Sepúlveda en su tratado Democrates Segundo.

DE SERVIDUMBRE NATURAL
Primero, Sepúlveda consideraba que los indios eran seres inferiores e incapaces de gobernarse por sí mismos. Por lo que los españoles tenían, en beneficio de los naturales mismos, la obligación de dominarlos. Esto significaba que el Indio no era más que es un esclavo por naturaleza. Es una tesis aristotélica sobre el amo y el esclavo.
“La naturaleza –dice Sepúlveda– ha creado ciertos seres para mandar y otros para obedecer; ambos se reúnen por el instinto de la conservación. Ha querido la naturaleza que el ser dotado de razón y de prudencia mande, y el que por sus condiciones corporales puede ejecutar los mandatos, obedezca“.

Las Casas no ataca a Aristóteles, sino insiste en el hecho que la tesis aristotélica sobre el esclavismo no se aplica al Indio americano. Insiste en su propia experiencia en el Nuevo Mundo y recuerda que el buen sentido común nos induce a pensar que todos los hombres, aún los más bárbaros, son portadores de algo en común: la humanidad.
“Sería imposible -subraya Las Casas- encontrar a toda una raza, nación, región o país en cualquier parte del mundo que fuera tan poco dotada, tonta o estúpida que no poseyera en su mayor parte los suficientes conocimientos y habilidades naturales para gobernarse a sí misma“.

DE CANIBALISMO
Segundo, Sepúlveda afirmaba que los españoles tenían la obligación ética y cristiana de impedir las prácticas bárbaras de los indios. Se acusaba a los indios de antropofagia, el canibalismo; por lo que los españoles tenían el derecho de usar la guerra para dominarlos y alejarlos de dicha práctica del todo salvaje.
“La segunda causa –dice Sepúlveda- es el desterrar las torpezas nefandas y el espantoso crimen de devorar carne humana, crímenes que ofenden a la naturaleza, para que no sigan dando culto a los demonios en vez de dárselo a Dios“.

Las Casas contradice está causa de guerra a partir del Derecho Internacional e insiste en el derecho a la soberanía de los pueblos.
“Por la misma razón que no les podemos quitar la idolatría, no los podemos castigar por ella, por falta de jurisdicción“.

Lo que significa que para Las Casas ni el Papa ni los reyes españoles tenían el derecho para decidir sobre los asuntos internos de los pueblos americanos. Para Las Casas, inspirado en Francisco de Vitoria, la Soberanía era un derecho inalienable. Las Casas subraya que por muy bárbaros que puedan ser los hombres, los mismos nacen libres y no esclavos. El Indio era pues un ser libre y no esclavo por naturaleza.

De Víctimas
Tercero, Sepúlveda sostenía que los españoles tenían la obligación de salvar a las futuras víctimas inocentes que los indios ofrecían en sus actos de idolatría. Sepúlveda subraya la necesidad de parar los sacrificios humanos.
“Es de mucho peso afirmar la justicia de esta guerra, es decir, el salvar de grandes injurias a muchos inocentes, mortales, a quienes estos bárbaros inmolan todos los años“.

Este es el argumento más difícil de refutar pues el mismo Las Casas sabe que el buen sentido común nos induce a ayudar a una víctima cuya vida peligra. Sin embargo, aparte de argumentar el principio de Soberanía, Las Casas insiste en la libertad de culto de los pueblos y subraya el argumento del Mal menor. O sea, hay que respetar el espacio privado de los pueblos y en el hecho que todos los hombres tienen la necesidad de creer en algo, aunque algunas veces crean en algo erróneo que los induce a prácticas incorrectas como los sacrificios y el canibalismo.

Sin embargo, el canibalismo es algo que para la razón es difícil de entender y, mucho menos, de justificar. No obstante, Las Casas explica que los sacrificios hay que entenderlos a partir de una religión establecida por los ancestros, las autoridades y la comunidad. Así, los sacrificios son vistos moralmente como parte de una religión ancestral. Además Las Casas piensa que la Iglesia Católica no tiene autoridad para perseguir dichas prácticas religiosas en gentes que nunca recibieron la fe católica.

DE CRISTIANIZACIÓN
Finalmente, la cuarta causa de guerra se refiere a que los españoles estaban en la obligación de cristianizar a los Indios. La evangelización era un mandato dado por el Cristo a los apóstoles, al Papa y al Rey de España.
“En cuarto lugar –dice- la religión cristiana debe ser propagada por medio de la predicación evangélica siempre que se presente ocasión para ello. Y ahora está abierto el camino a los predicadores y maestros de las costumbres y de la religión.”

La argumentación de Sepúlveda se basa, sobre todo, en una Bula papal llamada Sublimes Deus que insistía en la propagación del Cristianismo en América. Además, Sepúlveda utiliza el argumento de forzar a los indios a convertirse al Cristianismo. Es el argumento compelle eos intrare inspirado de un pasaje biblíco. Las Casas considera que predicar la virtud a través de la fuerza es absurdo y está en contradicción con los más elementales principios de la razón y del buen sentido común.

Finalmente, paciente lector/a, bien podemos afirmar que Las Casas era, a todas luces, un noble pacifista que criticaba el uso de la guerra como medio de cristianización del Indio. La guerra se le presentaba como algo nefasto y amoral. Por lo que Las Casas propone el diálogo como único medio de propagación de la fe cristiana. Sin duda alguna, el nombre de Las Casas quedará, por su defensa y resperto del Indio americano, inscrito en letras de oro en los anales de la historia.

Requerimiento que se hizo a los indios de Nueva Galicia.

“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que son tres personas y un Dios y un ser y poder e querer, Criador y Señor de todas las cosas, vos hacemos saber que somos aquí venidos, de parte del señor Visorey, que es la persona que manda y gobierna todas estas partes, por mandado del Emperador D. Carlos, para os amonestar requerir e avisar, como ya otras veces habeis seido amonestados, cuando en estas partes entraron los españoles primeramente y después, como venían de parte de Dios y del dicho Emperador, para os traer en conocimiento y servicio de Dios y de su santa fee y suyo; porque conozcais cuánto nos duele vuestra perdición y locura y ceguedad, como parese por los delitos que habeis cometido en ofensa de nuestro Dios, quemando los monasterios y quebrando las cruces…” – Colección de Muñoz, tomo LXXXII.

“La naturaleza – dice Sepúlveda- ha creado ciertos seres para mandar y otros para obedecer; ambos se reúnen por el instinto de la conservación. Ha querido la naturaleza que el ser dotado de razón y de prudencia mande, y el que por sus condiciones corporales puede ejecutar los mandatos, obedezca“ – Sepúlveda.

Las Casas considera que predicar la virtud a través de la fuerza es absurdo y está en contradicción con los más elementales principios de la razón y del buen sentido común.