En Navidad, el Papa piensa en Siria y Medio Oriente


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En su discurso por la Navidad, el papa Francisco deseó un mundo mejor, negociaciones eficaces en la tierra donde nació Jesús, la paz para Siria y varios países inmersos en la guerra, así como un trato digno a los refugiados que huyen de la miseria y el conflicto.

 

Por FRANCES D’EMILIO
CIUDAD DEL VATICANO / Agencia AP

El pontífice pronunció su discurso desde el balcón central de la Basílica de San Pedro ante unos 70.000 turistas y peregrinos que lo aclamaban en la plaza. Francisco dijo que se unía a todos aquellos que tienen la esperanza de «un mundo mejor».

Entre los lugares asolados por el conflicto, el papa mencionó a Siria, que ha estado inmersa en una guerra civil por tercera Navidad consecutiva, y también a Sudán del Sur, la República Centroafricana, Nigeria e Irak.

Francisco oró para pedir que Jesús, el «príncipe de la paz», bendiga «la tierra donde elegiste venir al mundo y concede un resultado favorable a las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos. Sana las heridas del amado país de Irak, azotado una vez más por frecuentes actos de violencia».

El papa explicó después su concepto de la paz.

«La paz verdadera no es un equilibrio de fuerzas oponentes. No es una fachada encantadora que oculte conflictos y divisiones», expresó Francisco en su primer mensaje de Navidad desde su elección como pontífice en marzo.

«La paz requiere un compromiso diario», agregó mientras leía las páginas de su discurso entre un viento helado.

En referencia a los ataques contra los cristianos en África y en zonas del Oriente Medio, Francisco pidió a Dios que proteja «a todos los perseguidos en tu nombre».

Al recordar a los centenares de inmigrantes que se ahogaron en un intento por alcanzar las costas europeas, el papa oró para que los refugiados reciban esperanza, consuelo y asistencia.

En el Oriente Medio, los peregrinos celebraron la Navidad en la antigua basílica de Belén donde según la tradición nació Jesús, iluminada por velas mientras el sonido de los rezos llenaba las naves colmadas de personas.

La afluencia de creyentes ha sido la más grande en años en Belén, y las celebraciones han estado marcadas por un cauteloso optimismo en torno a las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos.

El principal clérigo católico en Tierra Santa, el patriarca latino Fuad Twal, encabezó una oración para unos 1.000 creyentes mientras tañían las campanas y los turistas de diversas partes del mundo acudían en grandes números al complejo de la Basílica de la Natividad, erigida en el siglo IV, para ver la gruta donde nació Jesús.

«Todo el mundo mira ahora hacia Belén, el lugar de nacimiento de Jesús», expresó Twal en su mensaje anual.

«La Tierra Santa es donde nació Jesús en la gruta y tenemos que reflejar esta imagen brillante de él mediante la representación de su moral, de su mensaje: el mensaje de amor y reconciliación», agregó.

Belén se ubica a 10 kilómetros (seis millas) al sur de Jerusalén. Israel controla el ingreso en la ciudad.