Todos atentos al dedo de Nowitzki


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Brian Cardinal echó un vistazo al dedo lesionado de Dirk Nowitzki, volteó a ver al preparador fí­sico de los Mavericks de Dallas y le recomendó un tratamiento.

Por JAIME ARON
MIAMI / Agencia AP

«Córtalo desde el nudillo», afirmó Cardinal, usando su mano derecha para simular unas tijeras. «Como a Ronnie Lott».

Lo bueno es que el «doctor» Cardinal es un ala pivote de respaldo cuya especialidad es utilizar la comicidad para aliviar.

La lesión del estelar alemán fue más una fuente de bromas que de preocupación el miércoles a partir de que despertó. Esperaba que el tendón desgarrado en el extremo de su dedo medio izquierdo le doliera y palpitara, pero no experimentó ninguna molestia.

Así­, sólo los bromistas estaban considerando que se lo amputaran como a Lott, jugador del fútbol estadounidense al que le tuvieron que cortar el dedo meñique después de que se lo aplastaran en una jugada.

Nowitzki salió a la cancha portando un entablillado para mantener derecho el dedo y cree que sólo será una molestia durante un mes o dos. El y el entrenador de tiros Holger Geschwindner tení­an planeado un entrenamiento especial ayer para ver qué movimientos puede hacer Nowitzki y cuáles no, y hallar formas para compensar éstos a partir del segundo partido de la final de la NBA hoy por la noche frente al Heat de Miami.

«Hey, (Rajon) Rondo jugó con un brazo, así­ que él (Nowitzki) podrí­a jugar con nueve dedos», afirmó Geschwindner, sonriendo.

Nowitzki ya está experimentando con distintos vendajes. El preparador fí­sico Casey Smith dijo: «Vamos a hacerlo lo más pequeño que podamos», y de hecho la venda de Nowitzki al comenzar el entrenamiento era más pequeña que la que traí­a en una conferencia de prensa algunos minutos antes.

Finalmente ya sólo portaba un entablillado bajo el nudillo donde comienza su dedo medio izquierdo, sostenido por cinta blanca. El vendaje giraba alrededor del nudillo y la primera falange, dejando expuestas la uña y la punta del dedo.

Nowitzki se lesionó intentando quitarle el balón a Chris Bosh cuando quedaban poco menos de cuatro minutos en el primer encuentro. Sabí­a que habí­a algo grave porque no podí­a enderezar la punta del dedo. A este tipo de lesión se le conoce como «dedo en martillo» y suele requerir de seis a ocho semanas para sanar.

Nowitzki sólo recibió atención médica rápida a la orilla de la cancha y regresó para meter una canasta en dos intentos y cuatro tiros libres en igual número de oportunidades. Antes de lesionarse hizo seis encestes en 16 tiros al aro.

Como el problema está en la mano que no utiliza para arrojar el balón, la mayor parte de lo que hace en la cancha no se verá afectado. Pero un poco de su juego sí­ sufrirá.

Le gusta conducir la pelota hacia la izquierda, esquivando fuerte a sus oponentes hasta llegar a sus sitios favoritos para tirar, o dirigiéndose directamente al aro. También podrí­a afectarlo en la defensa; no espere que se lance sobre la pelota con la intensidad con la que lo hizo en la jugada en que se lesionó.

«Creo que, una vez que empieza el partido, la adrenalina comienza a fluir. No pienso que realmente (la lesión) me detenga mucho», afirmó Nowitzki. «Realmente no me preocupa».

Sin embargo, tal vez sí­ deberí­a preocuparle.

Porque Miami está al tanto de dónde le duele, y todo el mundo sabe lo mucho que Nowitzki significa para Dallas. Así­, tiene sentido pensar que los señores en la cancha moverán sus manos más que nunca para quitarle el balón, sabiendo que, incluso si no se quedan con él, a lo mejor afectan el entablillado.

«Alguien le va a pegar, quieran o no», afirmó Bosh. «Es doloroso. Como jugadores, a todos nos pasa».

De todas formas, su compañero Jason Terry hizo eco a todos sus colegas en Dallas cuando recalcó la certeza que tiene en que Nowitzki encabezará la ofensiva del equipo pese a la lesión.

«Creo que Dirk puede lanzar la pelota con los ojos cerrados y sin manos, si es que tuviera que hacerlo, especialmente en un partido de esta magnitud», señaló Terry.