Un Estado fabricante de millonarios


Editorial_LH

Con la excusa de la emergencia, la urgencia, el desastre, etc. Guatemala se ha caracterizado por ser un Estado fabricante de millonarios que, obvio, son los talentosos y totalmente corruptos funcionarios que se aprovechan de la necesidad para hacer los grandes negocios con los que amasan sus fortunas.

Igual si es con la reconstrucción tras el paso de una tormenta tropical, un huracán, un simple invierno o la “imprevisible” crisis que enfrenta el Puerto Quetzal, la salida siempre es pasar por alto las medidas de control del gasto para que con la excusa de lo inmediato, se trate de evitar la fiscalización.


 ¿Cuántas veces hemos escuchado las ridículas explicaciones sobre la necesidad de evadir el sistema de licitación?  Sabemos que no es que el cumplimiento de las raquíticas leyes de fiscalización  sea una garantía del buen uso de los recursos, pero  lo peor es que aun así, se la saltan para, evidentemente, hacer y deshacer a su antojo con el dinero del erario.
 
 Presidente Pérez, ¿no era obligación del interventor de la Empresa Portuaria conocer y prevenir esa “emergencia”? ¿No son 71 millones de quetzales razón suficiente para exigirle su renuncia por incapaz?  Estamos en un país en el que los ministros de Comunicaciones públicamente manifiestan su indignación porque no se les aprueban los fondos para pagar a contratistas que hacen pésimamente mal la obra pública, pero que son eficientísimos en el paso de las comisiones bajo la mesa.  Lejano parece el día en que con la misma energía y contundencia con la que van a pedir la plata para pagarles a los contratistas corruptos, se presenten a una fiscalía para que metan al bote a los sinvergüenzas. 
 
 Pero es eso por lo que estamos ante un Estado fabricante de millonarios.  Porque no hay recaudación que vaya a aguantar con el nivel de corrupción que se desarrolla en la cosa pública.  Puede ser que haya sido una sorpresa lo sucedido en la portuaria.  Puede ser que por “mala suerte” una débil llovizna se lleve una carretera.  Pero es fundamental que los funcionarios a cargo de dichas sorpresas o desdichas sean apartados del cargo para enviar un mensaje de la seriedad con que se tiene que tomar las decisiones.
 
 No podemos seguir viviendo en un país en el que en la misma semana que se habla de muertes por desnutrición, se hace público que un funcionario prefiere no utilizar el sistema de fiscalización de compras porque no tuvo la capacidad de prever una emergencia.  Presidente Pérez, no le gustó cuándo calificaron a Guatemala como un país de los más corruptos.  Ahora tiene una oportunidad de oro: Exija la renuncia del interventor y de cualquier ministro que no pueda cuidar los recursos del Estado.  Estamos hartos de fabricar millonarios por medio del saqueo.

Minutero:
Es un total descaro 
que usen la emergencia; 
siempre sale más caro 
por tanta incompetencia