Como un chapín más estoy preocupado por el futuro de mis nietos y pronto bisnietos y por ello me opongo a la campaña mediática que se ha desatado en favor de legalizar el narcotráfico, las drogas, la marihuana y cualquier otra sustancia que venga a perjudicar más a nuestra sociedad, sin moverme ninguna otra cosa que el instinto de lucha por su bienestar y progreso. ¿A quién no le consta que ya de por sí se encuentran corriendo enormes riesgos propiciados por la negligencia, incapacidad o contubernio de nuestras autoridades con los narcos para que su consumo sea cada vez más alarmante, especialmente en la niñez y juventud? Cada vez más me convenzo que su legalización, reglamentación o condescendencia, en vez de reducirlo vendrá a incrementarlo.
Si alguien con razonamientos técnicos y científicos lograra convencerme de lo contrario, sería el primero en reconocerlo e incluso, hablaría y escribiría a su favor pero hasta el momento, ni el carismático presidente uruguayo, José Mujica, me ha impresionado con su “experimento”, como él así lo califica, por ponerlo en la línea correcta para resolver que en su país el cannabis detenga su consumo en alza permanente hasta llegar a ocupar el 70 por ciento. Entonces ¿De qué cuenta a su colega guatemalteco se le ocurre hacer lo mismo, cuando sigue siendo incapaz de resolver la tremenda cantidad de problemas pendientes, pues no ha podido a la fecha ni siquiera cumplir con sus promesas electorales?
Hay quienes opinan que la despenalización y la legalización de la producción como de la comercialización de la marihuana traería beneficios. ¿Cuáles y dónde están los argumentos para sustentarlos? ¿Qué ventajas obtendríamos para las condiciones sociales, económicas y políticas de nuestro país? También se argumenta que transformar la industria de ilegal a legal protegería de manera más productiva la seguridad y la salud pública. Y me pregunto: ¿cómo van a lograr lo anterior al permitirle a los adultos cultivar libremente hasta seis plantas, a las cooperativas otra similar cantidad y que las farmacias pudieran venderla sin más restricción que su buena voluntad?
Que yo sepa, hasta el momento, los llamados “notables expertos” que asesoraron al exguerrillero, ahora presidente Mujica, no han aparecido por ninguna parte como para que ahora nos venga a decir que el cultivo y la comercialización de la marihuana será una buena solución para los problemas que confronta su población sin embargo, ha sido el primero en aclarar que, a pesar de haber logrado que el senado uruguayo le haya dado su aval para legalizar el cultivo de la marihuana bajo control del Estado, se tomará 120 días para reglamentarla y si sus soñados planes e intereses fructifican, será hasta el mes de abril del año entrante cuando cobraría vigencia dicha ley. Al menos, ahora queda claro porque no quieren que la CICIG investigue los aportes a las campañas electorales.