Los hospitales están mal



El gobierno ha tratado de minimizar el impacto que tuvo el señalamiento del Procurador de los Derechos Humanos sobre la situación de la red hospitalaria del paí­s diciendo que se trata de crí­ticas motivadas por intereses polí­ticos. La verdad es que desde hace meses, tanto los médicos como el personal paramédico de los centros asistenciales vienen insistiendo en que no se cumplieron los acuerdos alcanzados tras la última crisis que llevó al paro de labores y por lo tanto piden que sean abastecidos todos los hospitales para dar un servicio satisfactorio a los pacientes.

Creemos que es un caso en el que el Gobierno tiene que asumir que no hay trasfondo polí­tico ni doble intención en la crí­tica, porque se trata de un problema serio que debe ser encarado con responsabilidad dado que está en juego no sólo la salud de la población, sino hasta su propia vida porque hay muchos casos en los que la falta de insumos hace que los pacientes mueran.

En tales circunstancias, es obligado tomar en cuenta las observaciones y las crí­ticas para mejorar las cosas. Es cierto que hay un déficit en el suministro y eso lo han podido comprobar los periodistas en las visitas que han hecho a los hospitales. Es cierto que existe una mala administración del sistema y que el Estado está fallando, entre otras tantas cosas, al incumplir con su obligación constitucional de garantizar la salud a los habitantes del paí­s. Esas son realidades que resultan irrefutables y no se pueden ocultar con argumentos poco serios que pretenden apachar el clavo, como decimos en buen chapí­n, so pretexto de que se trata de crí­ticas politizadas.

Nuestro sistema hospitalario y, más que eso, todo el sistema de salud es de los que requieren una reestructura total porque evidentemente no está funcionando a la altura de las circunstancias y de conformidad con los requerimientos de la ciudadaní­a. Decir eso no es atacar a este gobierno porque el desmadre viene desde hace mucho tiempo y lo único cierto es que en estos cuatro años no se avanzó absolutamente nada y eso lo tiene que asumir como parte de su responsabilidad el régimen. Decirlo no es inventar nada en su contra, sino plantear una realidad, que fue evidenciada en la crisis anterior y con la participación de algunos médicos notables cuya presencia en la comisión sirvió, al final de cuentas, para certificar la dimensión del problema y la urgente necesidad de grandes reformas.

De suerte que estimamos que el Gobierno hará bien en tomar en cuenta las crí­ticas como parte de una sana intención para mejorar el sistema de salud. Tomarlas de esa manera permitirá que se sacuda un poco la modorra que ha caracterizado la gestión en ese campo y a lo mejor permite salvar algunas vidas.