Familiares de dos periodistas españoles secuestrados en Siria por un grupo vinculado con Al-Qaeda hace casi tres meses pidieron públicamente su liberación hoy, luego de fracasar en su intento de establecer contacto con los secuestradores a través de intermediarios.
El veterano periodista Javier Espinosa, jefe de la oficina de Oriente Medio del diario El Mundo, y Ricardo García Vilanova, un fotógrafo independiente que viajaba con él, fueron capturados el 16 de septiembre en un retén cerca de Tal Abyad, una población cerca de la frontera turca.
Los dos, que han viajado frecuentemente a Siria para cubrir el conflicto entre el presidente Bashar Assad y los rebeldes que intentan derrocarlo, salían del país luego de un recorrido de dos semanas cuando los capturaron.
Sus familias se habían abstenido de difundir la noticia porque intentaban discretamente tomar contacto con los captores, identificados como miembros del Estado Islámico de Irak y el Levante, una organización afiliada a Al-Qaeda. The Associated Press y otras empresas noticiosas aceptaron su pedido de no difundir la noticia, pero ésta fue anunciada públicamente el lunes.
Los dos hombres se suman a una larga lista de periodistas secuestrados en Siria, que de acuerdo con organizaciones defensoras de la prensa ha sido durante los últimos dos años el país más peligroso del mundo donde ejercer la profesión.
«Javier y Ricardo no son vuestros enemigos. Por favor, respeten la revolución que ellos protegieron y déjenlos en libertad», dijo la mujer de Espinosa, Mónica Prieto, en una conferencia de prensa. Luego repitió la frase en árabe e inglés.
Los periodistas fueron secuestrados junto con cuatro combatientes del Ejército Sirio Libre que los escoltaban y llevados a instalaciones en Raqqa. Los cuatro miembros del ESL fueron liberados al cabo de 12 días, pero no se ha sabido nada de Espinosa, de 49 años, ni de García Vilanova, de 42.
Se cree que grupos yihadistas (que libran la guerra santa) son responsables de la mayoría de los secuestros desde mediados de año, pero milicias respaldadas por el gobierno, pandillas criminales y rebeldes afiliados al ESL también lo han sido, sea para pedir rescate o intercambiar prisioneros. La mayoría han ocurrido en territorio en manos rebeldes, sobre todo en el norte y el este, zonas caóticas donde grupos vinculados con Al-Qaeda tienen influencia.
Los expertos dicen que los extremistas religiosos son los más peligrosos porque secuestran por razones ideológicas, y son los más inflexibles para negociar o ceder a las presiones extranjeras.