Exorbitante inmoralidad


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Estamos en la mayor época de inmoralidad en Guatemala. Repetir los casos inmorales que salen a luz diariamente en los medios de comunicación es extenuante para los letrados y cultos personajes que leen el Diario La Hora. Pero el nepotismo; entreguismo; imparable criminalidad; trata de blancas; tráfico de estupefacientes; etcétera, es borronear sobre una variedad de acciones criminales que están concatenadas formando una cadena sin fin que cincela una nueva cultura en Guatemala.

Roberto Arias


La inmoralidad no tiene límites y nos deja perplejos el hecho de que ocurran cosas que, aunque parezcan normales, de tanto sufrirlas con la indigna tolerancia de esta cada vez más decadente sociedad, son acciones que superan lo aparentemente insuperable en obscenidad e indecencia.
    
     Ve el pueblo de Guatemala que el presidente Otto Pérez y su camarilla piden a gritos que se les conceda, a como dé lugar, más y más dinero, porque lo que hay presupuestariamente en puerta “no les alcanza para llenar el presupuesto de 2014”. Mientras tanto, la población guatemalteca en general obtiene mínimos y deficientes beneficios y cada vez menos oportunidad de que el dinero le alcance para comer y pagar los compromisos indispensables como pago de casa, agua, energía eléctrica, medicina, educación, ropa, etcétera.
    
     Guatemala está con hambre, eso es algo que nadie en su sano juicio podría refutar. Como bien sabemos, existen muchos obstáculos y desafíos que representa la lucha por la reducción de dicha problemática, tanto desde la perspectiva de las medidas institucionales estatales y de la cooperación internacional, como desde los diversos sectores de la sociedad civil. Esa es la grafía política local e internacional del problema de la pobreza extrema y el hambre en nuestro país.
    
     El padecimiento del hambre crónica y la consiguiente desnutrición en niños y adultos, es un flagelo unido de manera vertical a las condiciones de pobreza y pobreza extrema que viven millones de personas en toda Guatemala, efecto consecuente de las formidables disparidades sociales y económicas que desde épocas arcaicas predominan en el país.
    
     En ese sentido, esta problemática específica contiene un fuerte carácter político, en virtud de que su solución definitiva está al alcance de quienes se arrogan posiciones privilegiadas dentro del contexto social, sin restarle responsabilidad a la sociedad en general. Puede decirse que el sondeo de soluciones al respecto, también depende en gran parte de quienes manejan los principales mecanismos y palancas en la toma de decisiones institucionales, principalmente a nivel de Estado, a nivel intergubernamental y de los responsables en el gobierno actual, el presidente Otto Pérez y la vicepresidente Roxana Baldetti.
    
     Por esa razón no existe excusa para que persona alguna padezca el flagelo del hambre y la desnutrición por causas “involuntarias”. Recursos hay: Financieros, económicos, tecnológicos, sociales, culturales, institucionales, naturales, etcétera… Pero también hay corrupción ilimitada.
    
     Por eso, la exorbitante inmoralidad estriba en el hecho de que intergubernamentalmente, incluyendo al actual gobierno de Otto Pérez y Roxana Baldetti, sigan regalando a extranjeros millones y millones de dólares por medio de la abusiva explotación del oro y otros recursos naturales no renovables que pertenecen a los guatemaltecos y a su Estado, mientras, literalmente, cientos de guatemaltecos(as) niños(as) y adultos mueren anualmente de hambre. Todo esto es inmoralidad extrema. ¡Es obsceno! ¿Quién o quiénes pondrán un alto a esto?
    
     Por lo visto “la mano dura” se aplica inflexible e inexorablemente, pero en contra del pueblo de Guatemala, como siempre. Ya veremos a la pareja presidencial en la televisión, “deseando felices pascuas” al pueblo de Guatemala, con música navideña de fondo y un montón de niños y niñas alrededor, sosteniendo muchos regalitos en las manos. (?)