Los pactos colectivos


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Esta semana este vespertino presentó un análisis sobre las razones que impulsan la negociación de los pactos colectivos de condiciones de trabajo, suscritos por el Estado con diferentes sindicatos del mismo y que conllevan a establecer compromisos para el Estado que luego simplemente este no puede cumplir.

Juan Antonio Mazariegos G.


En el interesante artículo, firmado por el periodista Eder Juárez, también se deja ver cuáles son los motivos que impulsan a los diferentes gobiernos a comprometer la capacidad económica del Estado, pudiendo concluir en que la necesidad de congratularse con los sindicatos más poderosos (numerosos) llevaron, por ejemplo, a este Gobierno, a negociar con los sindicatos de los Ministerios de Salud y Educación, siendo que en el caso de este último, se firmó un pacto colectivo en el que se comprometía el Gobierno a incrementar los salarios de los maestros en un 8% en 2013, 10% en 2014 y 12% en 2015, resultando estos incrementos salariales, a mi juicio, imposibles de cumplir no solo para el Estado sino para cualquier empresa que pretenda crecer de manera razonable, constante y ordenada o cuando menos no irse a una bancarrota segura, pues simplemente hay que tomar en consideración que el incremento salarial viene acompañado de la consecuente previsión de pasivos y prestaciones laborales, lo cual implica que el patrono, en este caso el Estado, tiene  la necesidad de destinar más fondos para ese fin o bien, como se hace actualmente, seguir rodando la bola de nieve e incumplir, por ejemplo, como lo hace el Estado con las obligaciones que tiene para con el Seguro Social.

El problema, a mi juicio, se profundiza aún más cuando percibimos que el incremento constante al tamaño del presupuesto anual de la Nación obedece a estos compromisos que elevan únicamente el costo de funcionamiento del Estado y no la inversión en sectores tan importantes como la educación y la medicina que tanta falta tienen de dotación de infraestructura e insumos.

El analista Renzo Rosal, citado por el articulista pone el dedo en la llaga al mencionar que los pactos colectivos también funcionan como un fomento del tráfico de influencias y la corrupción, comparto dicha afirmación, pues entiendo que esos beneficios que se otorgan a través de los pactos que como en el caso que se relató del Ministerio de Educación, son simplemente ajenos a la realidad y a la capacidad nacional, al ser conseguidos deben de dotar de un poder increíble a las cúpulas sindicales que los obtengan, lo cual imagino, debe de ser un estimulante formidable para encostrarse en ellas y volver un medio de vida el perpetuarse en los sindicatos.

En mi opinión no es posible, económicamente hablando, que este Gobierno o el futuro Gobierno pueda iniciar nuevas negociaciones de pactos colectivos, enfocadas en aumentos salariales,  en tanto no se alcance la congruencia entre los mismos y la capacidad económica del Estado. Los sindicatos hacen su trabajo y a juzgar por los resultados lo han hecho bien, los políticos hacen lo que saben, pan para hoy y hambre para mañana.