«Sin quejarse y sin excusas», se lee en un letrero dentro de los vestidores de los Seahawks de Seattle.
Después de las primeras 13 semanas de la campaña regular de la NFL, el equipo del entrenador Pete Carroll tiene poco de que quejarse.
Tras el convincente triunfo por 34-7 sobre Nueva Orleáns, los Seahawks se convirtieron en el primer equipo clasificado a los playoffs y con una victoria el domingo en San Francisco, aseguran descansar en la primera ronda de los playoffs y el octavo título divisional en la historia de la franquicia, y segundo en las cuatro campañas de Carroll al frente del equipo.
Con siete ganados en fila, los Seahawks tienen marca de 11-1, la mejor en la historia del club después de 12 partidos, y han ganado 18 de los últimos 20 juegos.
Todo comienza y termina con Russell Wilson, el joven quarterback de segundo año cuyos números son sencillamente impresionantes.
En los más recientes 20 juegos, Wilson (2.672 yardas, 22 touchdowns, 6 intercepciones y rating de 108.5 en 2013) tiene récord de 18-2 con rating de 112.9, el mejor de la NFL en ese lapso. De hecho, Wilson suma 16 juegos con 100 puntos de rating o más en sus 28 salidas como titular, la más reciente el pasado lunes, cuando terminó con índice de 139.6 ante los Saints.
Este fin de semana Wilson podría romper el récord de Ben Roethlisberger de 22 triunfos en sus dos primeras campañas en la NFL. El quarterback de los Seahawks empató esa marca el lunes.
Wilson comanda un ataque que es segundo en la NFL con 28,3 puntos por partido, cuya clave para el éxito es el balance.
La ofensiva terrestre de los Seahawks (promedio de 146,2 yardas por juego) es la tercera mejor de la NFL esta campaña. La estrella ahí es Marshawn Lynch (970 yardas y 9 touchdowns en 2013), líder de la liga desde 2011 con 19 juegos de 100 yardas. Lynch ha corrido para 100 o más yardas en 19 de sus últimos 37 partidos.
La defensiva de Seattle es la número uno de la NFL en cuanto a yardas permitidas (284,5 por juego) y también la mejor en contra del pase (177,3).
Sin cabida a discusiones, los Seahawks cuentan con el mejor perímetro de la liga, un cuarteto que incluye al llamativo esquinero Richard Sherman y al safety Earl Thomas.
Sherman siempre se encargará del mejor receptor oponente, y regularmente entrega buenas cuentas. Desde 2011 es líder de la NFL con 16 intercepciones y 54 pases defendidos.
Otro factor es el llamado «decimosegundo hombre», léase el ruidoso público en el CenturyLink Field que la hace la vida miserable al equipo visitante.
Desde que se mudó a la Conferencia Nacional en 2002, Seattle tiene marca de 65-29 en casa.
«Es grandioso. Hacen mucho ruido cada semana. No le puedes pedir más a nuestra afición. Son grandiosos», dijo Thomas. «Amamos lo que hacen porque definitivamente nos ayuda».
Desde la segunda mitad de la campaña 2011, los Seahawks tienen un impresionante récord de 27-9 y en esas nueve derrotas han perdido por un promedio de 4,6 puntos.
«Logramos algo. Somos un equipo de playoffs, y es bueno saberlo», dijo Carroll (72-59 en ocho campañas de experiencia en la NFL). «Pero no es nuestro objetivo. Nunca vas a escuchar a estos chicos decir ‘oh, queremos entrar a los playoffs’. No es el objetivo que nos fijamos. Queremos ganar la división y que eso nos dé la oportunidad de jugar en casa, y estamos tras eso. Y después hablaremos de lo que sigue».
Jugar los playoffs en casa en la NFC no garantiza el boleto al Super Bowl, al menos no en la historia reciente. Desde que los Seahawks jugaron su único Super Bowl en 2005 como primer preclasificado de la Conferencia Nacional, sólo otros dos equipos (Nueva Orleáns en 2009 y Chicago en 2006) pudieron aprovechar esa ventaja de ser locales en la postemporada.
Pero ese letrero dice «Sin quejarse y sin excusas».