El entrenador de los Steelers Mike Tomlin tiene un montón de palabras para describir su inoportuna incursión en la cancha la semana pasada ante Baltimore, e intencional no es una de ellas.
Tomlin se disculpó el martes por estar cerca de interferir con la devolución de patada de Jacoby Jones, de los Ravens, en el tercer cuarto de la victoria de Baltimore por 22-20 en la noche de Acción de Gracias, un gesto que calificó como «vergonzoso, inexcusable, ilegal, una equivocación».
Una que probablemente perseguirá al coach de 41 años de edad por el resto de su carrera, le costará una fuerte multa y quizá incluso su reputación.
«Hay consecuencias de un error de esa naturaleza y las acepto», dijo. «Con mi posición viene el encargo de preservar y proteger la integridad del juego… Creo que mi mayor error en la noche del jueves fue no darme cuenta de que esa jugada puso en peligro el juego desde el punto de vista de la integridad».
Tomlin estaba de pie en la yarda 35 de Pittsburgh, como es su costumbre, cuando los Steelers dieron una patada de despeje luego de un touchdown que los dejó a seis puntos de los Ravens. Mientras la pelota llegaba a las manos de Jones, Tomlin centró su atención en una de las pantallas del estadio M&T para obtener una mejor perspectiva de la jugada en marcha. Entonces se paró sobre una franja de césped pintado de blanco que tiene la intención de servir como una barrera entre el campo de juego y la línea lateral.
Jones corrió a través de un agujero y por la línea lateral de los Steelers mientras que Cortez Allen de Pittsburgh lo perseguía. Tomlin no se movió ni siquiera mientras Jones se acercaba, sobretodo, dijo, porque estaba «fascinado» por lo que estaba sucediendo en la pantalla.