Mal en transparencia


Editorial_LH

No puede ser sorpresa que aparezcamos retrocediendo en vez de avanzar en cuanto a la percepción que hay sobre corrupción en Guatemala porque no se hace absolutamente nada para promover la transparencia. Aunque el gobierno reste importancia al informe de la entidad Transparencia Internacional, en el mundo entero se toma muy en cuenta tal reporte y lo demuestra la forma en que la prensa mundial destaca sus resultados y basta ver lo que sobre nuestra región publica el diario español El País para entender que la opinión pública no ve tal informe con el desprecio que manifiestan algunos funcionarios de este gobierno.


Venimos sosteniendo que el nuestro es un sistema fallido en todos los aspectos fundamentales del servicio público y los intereses nacionales, precisamente porque se privilegia la corrupción que es el motor que mueve los engranajes de la administración pública y sus negocios con particulares. Eso se ratifica plenamente con lo que concluye el estudio que no es una simple encuesta de opinión pública, sino una valoración de las percepciones que hay sobre el rumbo de nuestro gobierno.
 
 El hecho de que el Ministerio Público y la Contraloría de Cuentas no sigan procesos para castigar a los sinvergüenzas que trafican influencias y se enriquecen de manera ilícita haciendo negocios en el Estado y con el Estado, no significa que seamos un país transparente. Significa que el MP y la CGCN están cooptados para encubrir la corrupción en los más altos niveles.
 
 El Presidente dijo que seguramente es por la presencia del crimen organizado que hay esa percepción, lo cual sería cierto si habla del crimen organizado de cuello blanco que se encarga de proveer al Estado y de realizar la obra pública. Por supuesto que estamos frente a un sofisticado modelo de crimen organizado que no roba carros, no secuestra ni trafica drogas, sino que hace piñata con los fondos públicos y sus actores son funcionarios y empresarios que se reparten el pastel de los fondos públicos que debieran servir para atender las necesidades de la población. Claro que hay un crimen organizado actuando, y es no sólo muy organizado sino también muy criminal, porque robarle a un pueblo pobre como el nuestro constituye un crimen de lesa humanidad.
 
 Para que funcione tan bien esa maquinaria perversa, es indispensable contar con el aparato de la impunidad y el mismo está debidamente engrasado y aceitado para que no falle. Ningún corrupto importante es investigado aunque se sepa cuánto cobran por contrato, cuánto por concesión y la comisión en las compras. Al fin y al cabo, nuestro Estado únicamente sirve para la gestión de los sucios negocios.
 

Minutero
Vamos como el cangrejo
si hablamos de corrupción;
que nadie se haga pendejo,
al hablar de la cuestión