Hermanos Coen: su madurez y sus películas


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«Si estás tratando de asignarnos el atributo de la madurez, francamente, no pierdas el tiempo». Una conversación con los hermanos cineastas Ethan y Joel Coen acaba de comenzar cuando Ethan, alegremente, le pone un párate a cualquier discusión sobre el crecimiento, la evolución o el desarrollo.

Por JAKE COYLE NUEVA YORK /Agencia AP

Ya cincuentones, los Coen han ganado una cantidad de premios, incluyendo el Oscar a la mejor película por su tensa y seca adaptación de Cormac McCarthy «No Country for Old Men» («Sin lugar para los débiles»). Su reciente adaptación de «True Grit» («Temple de acero») fue un inesperado éxito de taquilla, con una recaudación mundial de 250 millones de dólares. Por sorprendente que parezca, son —para usar ese rótulo tan codiciado en «O Brother, Where Art Thou?»— realmente auténticos.

Su trabajo más reciente, el relato de música folk «Inside Llewyn Davis», sigue la tendencia de estrenos en temporada de premios con más realismo que, digamos, la chiflada «The Hudsucker Proxy» o la surrealista «El gran Lebowski».

Los Coen no reniegan de la tendencia. Sólo predicen su inminente fecha de vencimiento. «Si intentas hacer una declaración sobre nuestro desarrollo», explica Ethan, «podría no …».

«Podría no pasar la prueba de la próxima película», dice Joel, terminando la oración. Se ríen entre dientes con placer, como chicos que se están saliendo con la suya por algo, al pensar sobre su próximo filme.

Por ahora, está «Inside Llewyn Davis», el viraje más reciente en una carrera llena de momentos imprevisibles a través del noir («Blood Simple», «Miller’s Crossing»), la farsa («Burn After Reading», «The Ladykillers») y dilemas menos categóricos («A Serious Man»).

Ya se sabe que seguirle la pista a los Coen es una locura. ¿Qué los trae hasta los boliches de Los Ángeles? ¿O a una barbería de los años 50? Con la ayuda del libro de memorias de Dave Van Ronk «The Mayor of MacDougal Street», arribaron específicamente al Greenwich Village neoyorquino de 1960-61 para «Inside Llewyn Davis» porque se produce al borde de un momento histórico, antes de la llegada de Bob Dylan.

Oscar Isaac tiene el papel estelar, un guitarrista y cantante folk cuya belleza para la música contrasta con su vida de personaje urbano, malhablado y cínico, que se pasa saltando de un sofá a otro, de un toque a otro. Los Coen, con T Bone Burnett, llenan la cinta con interpretaciones completas de canciones menos conocidas de la era, todas las cuales menos una fueron filmadas en vivo en lugar de recurrir al playback.

En una tarde de otoño reciente, los Coen le concedieron una entrevista a The Associated Press en su oficina de Tribeca, un apartamento angosto de tres pisos con los editores trabajando en el primero sobre un documental de un concierto de la música de la película, a transmitirse por Showtime el 13 de diciembre.

Para acomodar a un reportero, Ethan sube una silla al pequeño salón del tercer piso donde los hermanos discuten ideas y escriben guiones. Un Oscar, aunque quizás no uno de los verdaderos que ostentan, descansa en el baño contiguo. Aquí nacen sus películas, generadas del ida y vuelta de ideas entre sus mentes similarmente ingeniosas, imaginativas.

También empiezan la mayoría de sus películas de un modo inusualmente específico. «Miller’s Crossing» comenzó con un sombrero que sale volando en un bosque. «Burn After Reading» cuando pronunciaron que nunca jamás abrirían un filme en «Sede de la CIA: Langley, Virginia». Pero la clara antítesis de la idea pasó a ser su mayor atracción: poblaron su versión de un thriller hipertécnico de espionaje con personajes decididamente humanos.

Algunos comienzos no llevan de inmediato a ninguna parte. Tuvieron el principio de «O Brother» — «tres idiotas encadenados» — pero no sabían a dónde irían por tres o cuatro años.

A menudo, sus saltos entre géneros se basan más en libros que en películas. «Miller’s Crossing» fue un intento de hacer Dashiell Hammett, dice Ethan. «The Man Who Wasn’t There» fue tímidamente James M. Cain. «Big Lebowski» fue su versión de Raymond Chandler: «Fue como una especie de parodia de Raymond Chandler, pero ES Raymond Chandler», dice Ethan.

¿Qué los atrae a cierto lugar o momento? Joel dice: «A veces, es tener una vaga recolección de (una época), pero de hecho no haberla vivido».

La imagen de «Inside Llewyn Davis» (con fotografía de Bruno Delbonnel en lugar del colaborador habitual Roger Deakins, quien estaba trabajando en «Skyfall») se inspira en cosas como la carátula del álbum «The Freewheelin’ Bob Dylan» y un video de YouTube de Jack Kerouac caminando por el Village.

Es la quinta película de los Coen con Burnett, quien describe su papel como el del » pianista en el teatro». «Lo bonito de esto es lo sorprendentes que siempre son», dice Burnett de los realizadores.

Pero el modo de trabajar de los Coen es preternaturalmente calmado y constante. Sus guiones suelen estar acabados antes de rodar, los diálogos precisos. (Ethan, quien ha escrito obras teatrales por su cuenta, un vez escribió un poema «a la lengua inglesa» en el que le agradecía por todo lo que le había dado, especialmente su ayuda para conquistar chicas).

Dice Isaac: «No hay vanidad. Ni siquiera te dicen si está bien». Justin Timberlake, quien hace el papel de un cantante folk más alegre, dice que «tienen el foco de un láser, pero mantienen bien la presión sanguínea al mismo nivel». Carey Mulligan, quien da vida a un cantante amargado tras una noche pesarosa con Llewyn, dice: «En cierto modo quieren que uno sólo haga su trabajo».

«Inside Llewyn Davis» es de muchas maneras un filme sobre los caprichos del éxito en la industria del espectáculo: el destino de Llewyn depende de un golpe de suerte. Pero el destino de los Coen nunca estuvo en duda. Poco después de Joel graduarse de la escuela de cine, él y Ethan lograron conseguir el financiamiento para su ópera prima, «Blood Simple», que fue bien recibida.

«Pudo haber terminado de otro modo», dice Ethan. «Nosotros estamos al otro lado de la moneda de este personaje».

«Tuvimos el éxito temprano suficiente como para nunca sentir que estábamos luchando o a punto de amargarnos», dijo Joel. «Fuimos increíblemente afortunados en ese sentido. Pero mira alrededor cuánta gente que uno conoce está haciendo todo tipo de cosas, mucha de esa gente es tan buena en lo que hace como tú. Y para muchos es de verdad una lucha. ¿Cuál es la razón?».

Ahora, los hermanos están súper emocionados con lo que están escribiendo, que, explican con orgullo, transcurre en la antigua Roma. Es la fascinación con lo inesperado, una y otra vez. «Es como, ¿harías alguna vez una película de escándalo?», se ríe Joel. «Es grande», dice Ethan con una sonrisa.

Aunque sus películas suelen deleitarse con los predicamentos de lo absurdo de la vida, Ethan promete que esta película tiene respuestas. «No es como nuestro nimio ‘A Serious Man»’.

Agrega Joel: «Esa fue una cobardía. Nos achicamos totalmente». «No hemos madurado», dijo Ethan. «En ese sentido, OK, hemos madurado. Estamos listos para responder la gran pregunta ahora».