Todos los oficios y profesiones son igualmente importantes, tanto para la realización de quien las ejerce, como para la sociedad misma cuando ese trabajo se hace con responsabilidad y ética. El periodismo no es distinto a ese concepto fundamental porque también quienes nos dedicamos a la comunicación social buscamos y obtenemos nuestra realización personal ejerciendo una apasionante vocación y proyectamos a la sociedad nuestro trabajo en una forma que depende básicamente de cuán responsables seamos y de la ética que inspire nuestro trabajo.
No hay oficio en el que uno no encuentre satisfacciones y también sufra reveses y hasta frustraciones porque la vida tiene ese tipo de matices. Un abogado se siente satisfecho cuando ayuda eficazmente a sus clientes, un médico cuando cura y da consuelo a sus pacientes, un ingeniero cuando completa una buena obra y así podríamos enumerar todo trabajo, toda profesión o todo oficio porque en todo hay oportunidad de sentir el placer de hacer bien las cosas. Pensamos que en el fondo lo que distingue un trabajo bien hecho de otro es no sólo el empeño que se ponga en la tarea, sino la ética de quien lo ejecuta. En toda profesión uno puede encontrar niveles de capacidad que van de la excelencia a la mediocridad que responden a los dones naturales de cada quien, pero es el apego a los valores fundamentales de la decencia y del respeto al cliente, sea éste individual o colectivo, lo que marca la gran diferencia.
En nuestro aporte para terminar de formar periodistas, tarea que desde hace lustros nos ha ocupado, hacemos énfasis en este tipo de cuestiones, sobre todo tomando en cuenta que el efecto de nuestro trabajo afecta a muchas personas, para bien y para mal, lo que nos obliga a ser extraordinariamente exigentes en el tema ético.
El Día del Periodista es, fundamentalmente, una oportunidad para reflexionar sobre nuestros deberes y obligaciones, nuestro sentido de responsabilidad y el compromiso que genera un oficio que es apasionante, sin duda alguna, que nos permite estar en permanente contacto con nuestra realidad, con las alegrías y penas de nuestro pueblo, compartiendo sus desengaños y sus esperanzas. Y mientras más se piensa en eso, mientras mayor es nuestro entendimiento del largo camino que nos queda por recorrer para ir construyendo un orden social más incluyente y equitativo, que sea capaz de brindar oportunidades a los miembros de la sociedad para que exploten plenamente sus talentos y capacidades, obviamente sentimos más el peso del deber para mantener el apego a la ética, compromiso que hoy, y todos los días, reafirmamos ante nuestros lectores.
Minutero
Hay chances más lucrativos
que casi no implican riesgos;
pero no hay otros tan llamativos
como un periodismo sin sesgos