Senadores demócratas y republicanos están preparando un proyecto de ley para reinstaurar la totalidad de las sanciones e imponer otras nuevas si Irán no cumple su promesa de retroceder en su programa nuclear, a pesar de los temores del gobierno del presidente Barack Obama de que la propuesta frene su avance diplomático.
Los senadores Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, y Mark Kirk, republicano de Illinois, esperan tener un proyecto elaborado para el 9 de diciembre, cuando finaliza un receso de dos semanas. Muchos legisladores se muestran escépticos, o directamente rechazan, el acuerdo al que llegaron Irán y las potencias mundiales el fin de semana pasado en Ginebra.
El proyecto Kirk-Menéndez obligaría al gobierno a certificar cada 30 días que Irán cumple con los requisitos del acuerdo interino de seis meses y no ha participado en algún acto de terrorismo contra Estados Unidos.
De no poder certificarlo, volvería a imponer sanciones por valor superior a los 1 mil millones de dólares mensuales y agregaría otras. Las nuevas medidas vedarían las inversiones en los sectores de ingeniería, minería y construcción en Irán y un boicot global del petróleo iraní para el 2015. Las compañías extranjeras que violaran las sanciones no podrían hacer negocios en Estados Unidos.
Los senadores esperan elevar el proyecto a la Casa Blanca antes de que finalice el año, dijeron colaboradores, que hablaron bajo la condición reglamentaria de anonimato.
«No creo que debamos reducir aún más nuestras sanciones ni abstenernos de prepararnos para imponer nuevas sanciones», expresó Menéndez, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el domingo después del anuncio del acuerdo interino.
El poderoso grupo cabildero Comisión Estados Unidos-Israel de Asuntos Públicos se hizo eco de esta declaración.
Las nuevas sanciones son necesarias «para que Irán sufra consecuencias inmediatas si incumple sus promesas o se niega a negociar un acuerdo final aceptable», sostuvo la comisión.
La imposición de sanciones económicas más rígidas goza de amplio apoyo en el Congreso. Obama en persona ha pedido a los legisladores que le den más tiempo y margen de maniobra para sus gestiones diplomáticas. El acuerdo interino promete que no habrá nuevas sanciones contra Teherán durante su vigencia.
Funcionarios del gobierno dicen que si el Congreso vuelve a ejercer presiones ahora, los iraníes podrían denunciar el acuerdo, lo cual provocaría tensión entre Estados Unidos y sus socios del llamado P5+1: Gran Bretaña, China, Francia, Alemania y Rusia.