El surgimiento del voluntariado a través de organizaciones no gubernamentales (ONG) responde a las diversas problemáticas del país, como la lucha contra la extrema pobreza, la conservación del medio ambiente y la construcción de espacios de vivienda
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Que permiten a miles de personas experimentar una mejor calidad de vida, mientras que el Estado y los Gobiernos reducen la respuesta a sus responsabilidades para hacer frente a las causas que las originan, dejando así en el limbo a millones de personas.
En las sociedades, las ONG sociales y los voluntariados realizan labores de solidaridad y ayuda en el campo de la asistencia, integración sociocomunitaria, prevención de la marginación y la sensibilización de la opinión pública, entre otras.
Las organizaciones trabajan en programas de lucha contra la pobreza, a la vez que presionan a los países para la aprobación de iniciativas, sensibilizan y concientizan a la opinión pública, y educan para la solidaridad.
Para este reportaje se han entrevistado a tres organizaciones y se han obtenido datos de las instancias de Gobierno sobre la situación del país, a manera de develar lo mucho o poco que se ha trabajado en temas de lucha contra la pobreza, participación, medio ambiente y acceso a una vivienda digna.
CÓMO NACIERON
De acuerdo a Cristhians Castillo, analista político, muchas de las ONG y los voluntariados surgen en Guatemala después de los Acuerdos de Paz, con el fin de agilizar el cumplimiento de los mismos, pero en su afán por lograrlo poco a poco empezaron a suplantar al Estado.
“Muchas de estas organizaciones empezaron a copar funciones que le competen al Estado, en gran medida suprimiendo sus responsabilidades, pero debemos recordar que muchas de ellas garantizan que las poblaciones más pobres tengan algún nivel de apoyo y cobertura de servicios”, indica.
El momento histórico que atraviesa Guatemala permite que la existencia de las ONG y los voluntariados acudan al rescate de un sistema fallido, indica Antonio Durán López, director de construcción de Un Techo Para Mi País.
“El Estado, entonces, no trabaja en función de las necesidades de la gente sino en función de la reelección (de los gobernantes). Nunca insta a democracia real, en la que todos participen y aporten”, opina.
¿QUÉ ES LO QUE HACEN?
“Actualmente contamos con trabajo permanente en cuatro comunidades en las que se implementaron mesas de trabajo, que son espacios semanales entre vecinos de las comunidades y voluntarios, entre los que se discuten y se buscan soluciones para las problemáticas que aquejan a cada comunidad”, dice Durán.
Desde la llegada de “Techo” a Guatemala, en 2008, se han construido 2 mil 675 viviendas en diferentes comunidades, se ha movilizado a más de 25 mil voluntarios y se han realizado 3 colectas en las calles. “Nuestra visión es una sociedad justa y sin pobreza, donde todas las personas tengan las oportunidades para desarrollar sus capacidades y puedan ejercer y gozar plenamente de sus derechos”, explica.
Un Techo Para Mi País, surgió en 1997, en Chile, como una iniciativa del sacerdote jesuita Felipe de Ríos y varios estudiantes universitarios, que mediante el trabajo social se dieron cuenta de las necesidades de las personas de esas comunidades, que no se debe interpretar como “falta de ganas para salir adelante”, sino como “la falta de oportunidades”.
Así se inició la construcción de viviendas de emergencia y que años más tarde fue replicado en diferentes países de Latinoamérica.
Por otro lado, el Movimiento Cuarto Mundo se enfoca en la erradicación de la extrema pobreza mediante la inclusión y lucha de los derechos de los más pobres de manera indivisible.
“En todos estos años, seguimos buscando el reconocimiento de las familias más desfavorecidas. Un reconocimiento que incluya el goce de todos sus derechos. Cada vez se dan pasos, caminamos hacia ese reconocimiento. Solo falta la buena voluntad de las personas. Cada vez más personas se unen a esta lucha, pero aún falta mucho por recorrer”, indica Elda García, delegada nacional del Movimiento.
Cuarto Mundo actualmente goza de reconocimiento ante instancias de peso en el mundo por el trabajo de “investigación”, es decir, de camino junto a las familias más pobres, y permite el aporte de este conocimiento al mundo al cual afirma “que la miseria es violencia”.
El Padre Joseph Wrésinski, fundador de la asociación, sabía por experiencia propia lo denigrante que era para cualquier hombre o mujer recibir limosnas, pero sobre todo sabía que lo más humillante de su situación de pobreza era que nadie les permitiera opinar, que no se reconocieran sus valores, sus experiencias y ni expresar sus esperanzas.
“Por ello, desde el inicio, Wrésinski, supo con claridad el camino que debía recorrer: primero debía hacer reconocer, como un pueblo respetado, con derechos y responsabilidades, a todas aquellas personas o familias que aparecían ante la sociedad como personas sin identidad”.
De esta forma, se reconocería la esperanza de las familias, sus aspiraciones, sus luchas, serían puestos en el centro de las acciones, del reconocimiento de sus derechos. “Se propuso que las familias más pobres pudieran subir las escaleras del Vaticano… de la ONU, para estar allí en un lugar de igualdad, poniendo su conocimiento junto a los otros”, cuenta García.
Cuarto Mundo trabaja con aproximadamente 50 familias de la capital y Escuintla. Por el momento no se conocen más cifras, pues su trabajo no es cuantitativo sino cualitativo, pero se sabe que el Movimiento trabaja en más de 30 países del mundo, al lado de las familias más pobres, desde hace más de 50 años.
Del lado del medio ambiente, Mariela González, organizadora de la Asociación Sembremos Mil Árboles, creada hace un par de años con el objetivo de reforestar Guatemala para que sea “nuevamente un lugar de árboles”.
González explica que esta iniciativa surgió con el fin de compensar a la naturaleza, que agoniza debido a la tala de árboles, el calentamiento global y el mal cuido del ecosistema. “Todo lo que hacemos trae consecuencias. Lo que yo gasto o afecto de alguna manera debemos compensarlo o reducirlo”, opina.
Como primera meta se planteó sembrar mil árboles en un año, de allí el nombre de la organización, pero la suma fue rebasada al unirse a la causa muchas más personas. El primer año se logró plantar 6 mil 500 árboles. A dos años, han plantado 15 mil árboles solo en la capital.
Con el crecimiento de la asociación se concretaron lazos con las municipalidades y los vecinos, muchos de ellos desde antes tenían la inquietud por participar, pero que simplemente no sabían cómo hacerlo.
He allí uno de los retos de las problemáticas la escasa organización y la falta de iniciativa. Es así que la organización también colabora haciendo las conexiones entre las personas que desean participar y quienes tienen los medios o el material para hacerlo posible.
Por otro lado, aunque el papel que estas asociaciones realizan puede tomarse como un sustituto de los deberes que le corresponden al Estado, Durán indica que este no es el objetivo, sino que se busca animar a la sociedad a que se comprometa y comprenda “que la pobreza no solo es obligación del Gobierno atenderla, sino que es una obligación de la sociedad como un conjunto”.
GESTIÓN GUBERNAMENTAL EN INFRAESTRUCTURA
Actualmente, el desarrollo de la infraestructura en Guatemala está enfocada en la creación, reparación y ampliación de carreteras, especialmente en las zonas de producción de bienes de exportación, con el fin de explotar las capacidades comerciales, con lo que es común que en el país no se observen proyectos de construcción de viviendas, un derecho constitucional básico para la sobrevivencia, escuelas o centros de salud.
El desaparecido Fondo Guatemalteco para la Vivienda (Foguavi) era el encargado de la construcción de viviendas y ahora el Fondo para la Vivienda (Fopavi) se encarga de la tarea, pero de manera “más transparente” de acuerdo a su comunicadora, Celenia Suárez.
En este sentido, según información de fuentes oficiales, desde que empezó a funcionar esta entidad que pertenece al Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MICIVI), se han construido 2 mil 100 casas específicamente para auxiliar a las familias de San Marcos que perdieron sus casas durante el terremoto del 7 de noviembre del año pasado.
Y el sábado pasado, el 16, se entregaron 165 viviendas en San Lucas Sacatepéquez, las cuales antes de su construcción pasaron un largo proceso que incluye un estudio socialeconómico, un estudio de los terrenos, entre otros. A decir de Suárez, Fopavi ahora invierte más en la construcción de las casas, para asegurar que estén bien cimentadas y prevenir situaciones como las del terremoto. Actualmente, la institución invierte 35 mil quetzales por casa.
Pero Fopavi no se encarga de ejecutar la realización del proyecto, sino de elegir a las personas beneficiarias, generalmente que viven en condiciones de extrema pobreza, y buscan que éstas a su vez hagan el contacto con las personas que construirán la vivienda, con lo que no hay nexos con el constructor.
Al parecer de Durán, el trabajo de Fopavi aún es clientelista, pues quienes reciben las casas no son quienes más las necesitan y quienes son beneficiados son seleccionados por afinidad. “Más que de vivienda el verdadero enfoque del Gobierno debería estar en miras de la construcción social del hábitat”, como un factor fundamental para lograr la vida digna. Hoy en día, a nivel mundial hay 70 millones son indigentes.
DERECHOS HUMANOS
En cuanto a la inclusión y los derechos humanos, muy poco se ha avanzado en Guatemala, un país caracterizado por la vastedad de leyes y políticas que no consiguen ser aplicadas. Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) un 50 por ciento de la población vive en pobreza.
Guatemala hoy en día vive una realidad de asistencialismo, una mirada de la sociedad que genera más miseria. Ejemplo de ello es el Pacto Hambre Cero que se propone disminuir los niveles de desnutrición crónica en un 10 por ciento en los próximos dos años, esto mediante el programa Ventana de los Mil días y la repartición de la Bolsa Segura, acciones que si bien quitan el hambre no sacan a la población de la pobreza.
“Mientras que la sociedad no deje de pensar que la asistencia social es la única salida a la miseria, no se podrán ver avances que permitan el combate contra la extrema pobreza”, indica la Delegada de Cuarto Mundo.
Y es que a decir de García, el Gobierno sigue creyendo que el combate de la extrema pobreza empieza por seguir haciendo creer que es “la salvación” de las familias pobres. “La pobreza no se puede acabar con acciones paternalistas. Nuestra gente necesita de acceso al trabajo, de una educación de calidad que abra puertas a nuestros niños, jóvenes y adultos del futuro”, indica.
MEDIO AMBIENTE
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) ha generado el Plan Nacional de Recuperación de la Cubierta Vegetal, para la Adaptación y Mitigación al Cambio Climático y la Seguridad Alimentaria (PNRV 2014).
Este plan ha reunido a 307 participantes a nivel nacional, logrando plantar 3 millones 418 mil 744 plantas en 5 mil 555 hectáreas. Por otro lado, 90 mil familias han sido beneficiadas con el programa Semillas de Oportunidad. Se han producido 100 mil plantas frutales en las delegaciones departamentales, además de 2 millones de plantas forestales con lo que se recuperó 10 mil hectáreas de cobertura vegetal.
Aun así persisten los problemas de las comunidades con la policía y el ejército debido a la concesión de licencias mineras y la construcción de hidroeléctricas, pues no han sido puestas a consulta de las comunidades.
Aparte de esto, persiste la contaminación y la generación de Gases de Efecto Invernadero (GEI), a pesar de la existencia de la Ley Marco para regular la Reducción de la Vulnerabilidad, la Adaptación obligatoria ante los Efectos del Cambio Climático y la Mitigación de Gases de Efecto Invernadero. Ley que es un mero simbolismo, como lo dijo temprano en el año Yuri Melini, director del Centro de Acción Legal, Ambiental y Social de Guatemala (CALAS).
QUÉ HACE FALTA DEL GOBIERNO
Cuando se preguntó a los encargados de las asociaciones qué es lo que hace falta que el Gobierno haga, el responsable de Techo respondió que se necesita que el Gobierno escuche a las comunidades sobre cuáles son las verdaderas necesidades de las personas, no solo darles las soluciones sino involucrarlos en el proceso de transformación.
“Guatemala es un país que por su coyuntura política los entes dan todo, y dicen: bueno ustedes necesitan una escuela, yo se las construyo, pero nunca involucran a la comunidad ni le preguntan si era lo que realmente necesitaban”, refiere.
Por aparte, el Gobierno también debe trabajar para que las políticas no sean únicamente por espacio de cuatro años. Hace falta que se propongan políticas de Estado a largo plazo para que todos los ciudadanos, y mucho más las familias pobres en el país, tengan acceso a sus derechos. “Nosotros hablamos de derechos y no de oportunidades”, explica García, al referirse que los derechos no son oportunidades sino que deben ser garantías.
Por otro lado, González calificó la gestión del Gobierno como “invisible” y “una burla”, ya que el Gobierno aparenta solucionar los problemas pero eso no pasa en la realidad. “Simplemente es un negocio que no cumple su función”, reflexiona.
Igualmente, considera que la gestión ha sido prácticamente invisible porque no se han visto resultados ni se ha dado respuesta a las comunidades que se oponen a la minería y explotación de la tierra. “Lo último que suenan son las instituciones de Gobierno”, asegura.
Así el Gobierno tiene pendiente auditar, darle seguimiento a los estudios de impacto ambiental para que estos sean tomados en cuenta, pues muchos no incluyen en sus informes los impactos medioambientales que repercuten de la contaminación y la salud de los pobladores; fortalecer las instituciones, hacer respetar las áreas protegidas y generar planes forestales que sean útiles para la gente y el ecosistema.
De este modo, al Gobierno le corresponde involucrar a la gente, informarles, pues tienen los recursos y el brazo ejecutor, para que los problemas puedan convertirse en oportunidades de transformación.
PARTICIPACIÓN Y PROBLEMÁTICA
“La comunidad ya sabe qué problemas tiene y ahora está pensando cómo solucionarlos, pero no –pueden hacerlo– solos”, indica Durán. Estas soluciones aportadas por las comunidades son expresadas mediante mesas de trabajo o propuestas de diálogo. En ocasiones, los voluntariados son quienes incentivan la participación de los entes públicos, debido a la falta de iniciativa y de organización que estas presentan.
Por otro lado, para Castillo la participación en los voluntariados no logra un cambio de fondo, a la vez que el Estado desatiende estas problemáticas por creerlas cubiertas.
“Muchas de las acciones de voluntariado tienden a ser paternalistas… y al final tienden a diluir el impacto que puedan realizar precisamente porque la continuidad de este tipo de proyectos o programas tiende a ser movilizado por posiciones emotivas que no son malas, pues son valiosas, pero que no logran la transformación de las condiciones sociales”, indica, refiriéndose a la falta de constancia que puede surgir en los voluntarios.
Por otro lado, el experto en política opina que hay ausencia de articulación en la institucionalidad pública. De esta manera, hay problemáticas que son intervenidas por acciones del Estado y hay otras que no son atendidas.
Un ejemplo de esto, es el Pacto Hambre Cero que está siendo atendido prioritariamente, y que incluye los esfuerzos de diferentes ONG, pero a la vez esto provoca que se desatiendan otros temas necesarios como el acceso al agua potable.
“Hacia esos problemas de moda responden los proyectos de voluntariado. Eso reafirma que no transforman los problemas de fondo”, explica.
Esto también se debe a la intervención superficial de los jóvenes, ya que a falta de los conocimientos adecuados no es posible que generen intervenciones sociales que cambien el destino de los programas. Igualmente, el trabajo del voluntariado en ocasiones suele ser visto como una acción de la caridad, por lo que rara vez se convierte en un estilo de vida.
CONCIENCIA Y FORTALECIMIENTO
Así, es necesario que los entes estatales presten atención y dirijan esfuerzos hacia estos temas, sabiendo que es fundamental que se genere un diálogo horizontal que permita el intercambio de saberes, que sensibilicen y provoquen el despertar de la conciencia colectiva.
Del otro lado, los sistemas de voluntariado necesitan ser fortalecidos con formaciones, a manera de consolidar un compromiso, que busque transformar actitudes y cree en los miembros de la sociedad la necesidad de ejercer presión ante las instancias del poder, como primer medio para erradicar la extrema pobreza, el analfabetismo, el hambre, y otras problemáticas sociales.
ORGANIZACIONES
1 mil 500
ONG existen en Guatemala.
293
ONG se dedican a temas de desarrollo.
358
ONG se dedican a la lucha por los derechos humanos.
VIVIENDAS
93 mil
Familias han trabajado junto con los voluntarios de Techo en la construcción no solo de su casa sino en las de la comunidad.
15 mil
Niños han participado en diferentes programas de educación de Techo.
8 mil 600
Adultos se han graduado de algún oficio en particular.
POBREZA
Q575 millones
Son necesarios para combatir la desnutrición y el hambre.
18%
De la población no cuenta con acceso a agua.
4.1 años
De escolaridad tienen los adultos.
74 %
De la población está empleada de manera informal.
35%
No tiene acceso a la escuela.
49.8%
De los menores de 5 años tienen desnutrición crónica.
166
Municipios son priorizados en el Plan Hambre Cero.
0.57
Tiene Guatemala en el Índice de Desarrollo Humano.