Después de todo ya no me queda confianza para quienquiera que se disfrace de cualquier forma para encarar los problemas de la vida, que tipos verdes, que mujeres invisibles, que telas de araña; el hombre cabal no necesita de máscaras; se planta pecho al frente con la cerviz erguida lo mismo para decir te amo que para rifarse el físico.
– ¿Por lo visto, ya ni siquiera cree en Superman?
– Imagínate a dónde iríamos a parar con un individuo de corazón de acero y calzoncillos rojos gobernando nuestros destinos.
– Entonces abuelo, respóndame al fin ¿a quién escogería de entre todos los personajes de caricatura para presidente de nuestro país?
– A Pinocho, seguro.
– Pero ¿por qué, acaso no existe otro mejor?
– No, no lo hay porque Pinocho es quien, precisamente, más anhela ser humano cuando todos los demás están cada vez más lejos de serlo.
– Pero a Pinocho se le alarga la nariz cuando miente.
– Justamente por ello hijo.