Casi todos los fabricantes de automóviles japoneses cerraron temporalmente sus fábricas o redujeron su producción el jueves a raíz de una escasez de autopartes, luego de que el violento terremoto del lunes dañara las instalaciones de un proveedor clave de la industria.
A su turno, el número dos japonés del sector, Honda, anunció el jueves una suspensión parcial de su producción durante dos días (viernes y sábado) a raíz de una falta de segmentos de pistones.
La empresa dejará de producir en este plazo unos 2.000 vehículos, según un portavoz de Honda.
La víspera, el número uno mundial Toyota Motor había anunciado la suspensión de todas sus fábricas en Japón durante tres días por las mismas razones.
Las cadenas de ensamblaje de Toyota dejarán de funcionar el jueves de noche y reiniciarán su trabajo el lunes.
Esta suspensión «es inevitable», explicó el presidente de Toyota, Katsuaki Watanabe, al tiempo que deseó que «la producción se reanude lo más pronto posible».
Nissan, el número tres nipón, suspendió el jueves parte de sus cadenas de ensamblaje de sus fábricas de Oppama y Tochigi, cerca de Tokio.
«Compensaremos esta producción otro día, probablemente en agosto», precisó el miércoles un portavoz de Nissan. La actividad sería reanudada el lunes.
Los fabricantes Suzuki y Subaru (Fuji Heavy Industries) también anunciaron el miércoles reducciones de la producción en Japón.
El fabricante de piezas Riken, que suministra un 70% de las juntas impermeabilizantes y más del 40% de los segmentos de pistón utilizados en la industria automovilística nipona, debió suspender su producción el lunes tras haber sufrido daños materiales a raíz del terremoto.
Sus fábricas están implantadas en Kashiwazaki (centro de Japón), la ciudad más afectada por el sismo de magnitud 6,8 en la escala de Richter que dejó 10 muertos, más de 1.000 heridos y destruyó o dañó más de 2.000 construcciones.
No obstante, los analistas minimizaron el impacto de las perturbaciones.
«Los fabricantes sólo detendrán su producción durante unos días hábiles. Les bastará trabajar un fin de semana para compensarlo. El impacto no sería importante», estimó Atsushi Kawai, analista de Mizuho Investors Securities.
Pero el incidente ilustra la dependencia de la industria automovilística japonesa en relación a un pequeño número de proveedores, y la fragilidad del sistema conocido como «just-in-time» («justo a tiempo») donde las reservas de autopartes se reducen al estricto mínimo para reducir los costos.
«Se decía que este sistema era la cosa más genial inventada por los japonses. Pero es evidente que en caso de un problema, hay que disponer de reservas suficientes, lo cual no es el caso actualmente», criticó Noriko Hama, economista de la Escuela de Comercio Doshisha de Kioto (oeste).
El concepto «just-in-time» exige una gestión extremadamente compleja de las relaciones con los proveedores de piezas, ya que un vehículo está compuesto por entre 30.000 y 50.000 piezas que deben estar disponibles al mismo momento.