Las autoridades locales confirmaron hoy el cierre de la central nuclear de Kashizawaki (centro de Japón), la mayor del mundo, cuya seguridad es cuestionada después del violento sismo del lunes, que provocó escapes radioactivos.
«De acuerdo con la legislación contra incendios, es difícil autorizarles explotar la central, teniendo en cuenta la situación. Ordeno el cese de su utilización», declaró el alcalde de Kashiwazaki, Hiroshi Aida, al recibir al director de la compañía Tokyo Electric Power (Tepco), que explota este complejo nuclear.
En conformidad con la costumbre nipona, el jefe de Tepco, Tsunehisa Katsumata, vestido con el mono azul de trabajo de los empleados de la central nuclear, se prosternó profundamente ante el alcalde y presentó sus «excusas desde el fondo de su corazón por haber provocado preocupación y problemas inmensos».
Katsumata también visitó la central durante una hora.
Aunque destacó que los reactores nucleares no habían sufrido ningún problema grave, reconoció que «indudablemente sufrieron un choque superior a los límites de resistencia previstos en la época de la construcción».
La central de Kashiwazaki-Kariwa se encuentra a sólo 9 km del epicentro del temblor de tierra de 6,8 en la escala abierta de Richter, uno de los más violentos de los últimos años en Japón, que según el último balance oficial dejó diez muertos, más de 1.000 heridos y destruyó cientos de edificios.
El principal movimiento telúrico provocó ligeros escapes radioactivos en la central, un gran incendio y más de 40 incidentes, entre los cuales hubo escapes de agua, de combustible, y material dañado.
Tepco reconoció el miércoles que inicialmente hubo un error de cálculo sobre la radioactividad del agua que se filtró hacia el Mar de Japón.
Según esta empresa, dicha radioactividad alcanzó en realidad 90.000 becquereles, contra los 60.000 becquereles estimados inicialmente, aunque esta cantidad seguía siendo «sin peligro para la salud».
El gobierno central, las autoridades locales y Tepco ordenaron exámenes geológicos, pues temen que la falla activa que causó el sismo del lunes pase directamente bajo la central nuclear.
Aparentemente es la primera vez que un terremoto ocasiona un escape radioactivo en Japón, un país que depende en 35% del sector nuclear para el suministro de la energía eléctrica, pero que también se encuentra en una zona de elevados riesgos sísmicos.
El gobierno central ya había pedido a Tepco que mantuviera cerrados los siete reactores hasta nueva orden.
La decisión del alcalde de Kashiwazaki significa que toda la instalación de Kashiwazaki-Kariwa, y fundamentalmente los depósitos de combustible nuclear usado, debe cesar sus actividades.
Esta enorme central representa aproximadamente 7% de la capacidad de producción total de Tepco, la mayor compañía de electricidad privada del mundo.
El complejo nuclear de Kashiwazaki-Kariwa (8.212 megawatios) suministra electricidad a la megalópolis de Tokio (20 millones de habitantes), que se encuentra a 250 km al sur.