El accidente de un pequeño avión en el que murieron ocho personas dejó al descubierto la precariedad del aeropuerto de una localidad amazónica, cuyos habitantes debieron apagar las llamas con ramas y barro y ayudar a sacar a los heridos, según relataron hoy a medios de prensa.
El accidente ocurrió ayer cuando un avión Fairchild de la aerolínea Aerocon, con dos tripulantes y 16 pasajeros, se salió de la pista cuando aterrizaba en el aeropuerto de Riberalta, 660 kilómetros al noreste de La Paz. El aparato rompió un alambrado, se arrastró unos 300 metros por las malezas de un lote baldío y estalló en llamas.
Murieron ocho de los pasajeros y resultaron heridos el piloto y copiloto y los restantes ocho ocupantes.
«No había un (camión) cisterna, ni agua. Usamos barro y ramas para apagar las llamas y tampoco había una cortadora para abrir el fuselaje y sacar a los heridos», relató un vecino a la radio Erbol.
El gobernador de Beni, Carmelo Lenz, anunció que se harán gestiones urgentes «para comprar un cisterna para la ciudad y ampliaremos la pista de aterrizaje que no reúne condiciones».
Riberalta tiene poco más de 100 mil habitantes, carece de una carretera, sólo un camino lo vincula con el resto del país y cuenta con una pista de aterrizaje para aeronaves medianas. Técnicos de la Dirección de Aeronáutica Civil recolectaban hoy evidencias entre los restos carbonizados del avión para determinar las causas del accidente y el presidente Evo Morales solicitó una «profunda investigación».