Tras la derrota en los principales distritos de Argentina en las elecciones legislativas, la presidenta Cristina Fernández afronta un dilema en los dos años que le quedan de mandato: radicalizar su estilo personalista y modelo económico de corte populista o moderarlo y aplicar algunas reformas.
Fernández, de 60 años y líder de una corriente centroizquierdista dentro del peronismo, fue la gran ausente en los comicios en los que los argentinos eligieron 127 diputados y 24 senadores. La mandataria está convaleciente de una cirugía de cráneo, pero cuando se reincorpore a sus tareas tendrá que tomar el toro por las astas, dijeron analistas a The Associated Press.
Fernández tendrá que dejar el poder en 2015 ya que en el Congreso quedaron sepultadas las posibilidades de conseguir los dos tercios necesarios para reformar la Constitución y habilitar a la mandataria para un tercer mandato consecutivo. La mandataria no se ha expresado públicamente sobre los resultados electorales.
«Hay dos horizontes posibles después de las legislativas: uno es que se radicalice el actual modelo, lo que implica no hacer los deberes económicos del ajuste… o que se imponga otro sector más racional que dice que por ese camino se va mal y hay que hacer las correcciones necesarias», dijo a la AP Ignacio Fidanza, director del portal lapoliticaonline.com.
El analista señaló que Fernández se inclinaría por una posición intermedia. «Encontraremos una mezcla de mantener la mística kirchnerista y algunas señales de realismo impuestas por la situación», como tener una posición más conciliadora ante los organismos internacionales para conseguir crédito, afirmó Fidanza.
Para Jorge Daniel Giacobbe, de Giacobbe & Asociados Opinión Pública, la mandataria deberá decidir si sale del poder «de forma pragmática», lo que supondría blanquear problemas como la inflación o la inseguridad -a los que el gobierno les ha hecho la vista gorda hasta ahora- o «dramática… con la épica de los 70» y bajo «el síndrome del héroe trágico», sostuvo.
Los economistas pronostican que en los dos próximos años el viento ya no soplará a favor del país como antes. «El desempeño de la economía estará supeditado a lo que ocurra en el ámbito local y el gobierno se enfrenta a la necesidad de realizar algunos ajustes para preservar la estabilidad», dijo el economista Dante Sica, director de la consultora abeceb.com, a corresponsales extranjeros.
La dirigente peronista «tratará de no profundizar los desequilibrios, pero es probable que tampoco los vaya a corregir», afirmó Sica.
El diputado oficialista Carlos Kunkel, cercano a la mandataria, se manifestó a favor de «profundizar» el llamado «modelo de inclusión social» que, según sus detractores, abusa de las políticas populistas.
Al buscar una explicación a la derrota del oficialismo en los principales distritos, Kunkel señaló a la radio Rock & Pop que «la gente tendría la expectativa de que profundizáramos, pero eso lo vamos a hacer desde ahora».
Los obstáculos más complicados para Fernández son la caída de las reservas internacionales y la insuficiente entrada de divisas para cubrir la importación de energía. A ello se suma la continua emisión monetaria para cubrir el déficit y el mantenimiento de los subsidios que permiten tener congeladas las tarifas de servicios y transporte público.
Otro escollo es la inflación, que será de al menos 25% en 2014 según analistas privados; las restricciones a la compra de dólares que ha frenado algunos sectores como el inmobiliario y el juicio de un grupo de bonistas extranjeros contra Argentina que exigen el pago de títulos en mora por unos 1.400 millones de dólares.