Más de 4 mil ejemplares de insectos recolectados en países de los cinco continentes, incluyendo la araña más grande del mundo, forman parte de la colección que por más de 62 años formó el biólogo estadounidense Richard Whitten junto a su esposa Margaret, y que ambos han resuelto donar a la Universidad de Costa Rica.
«Dejar esta colección es como dejar a mis hijos, la doné a la Universidad de Costa Rica, pero me duele en el corazón dejarla», dijo Richard Whitten a The Associated Press. El matrimonio vive en Estados Unidos después de residir en Costa Rica durante 16 años.
El biólogo afirma que recibió la solicitud de varias universidades estadounidenses para recibir la colección, pero consideró que en esos lugares sus insectos estarían guardados en cuartos cerrados, mientras que la Universidad de Costa Rica se comprometió a exponerla de manera permanente.
El curador y profesor de la Escuela de Biología, Ricardo Murillo, comentó que esta colección es «invaluable» ya que tiene especímenes de lugares tan diversos como el archipiélago Indomalayo o el Polo Norte, incluyendo también la tarántula Goliat o tarántula pajarera (Theraphosa blondi), la más grande del mundo y que se encuentra en las selvas de Brasil.
«Aquí van a encontrar artrópodos como por ejemplo escorpiones gigantes, tarántulas gigantes, langostas gigantes, mariposas, escarabajos. Richard trató de recolectar lo más impresionante del grupo de artrópodos terrestres», comentó Murillo.
En la muestra es posible observar escarabajos gigantes y de llamativos colores metálicos, grandes insectos que se camuflan como ramas de árboles, las hermosas mariposas morpho y otros extraños especímenes.
El biólogo afirma que esta es la colección más grande y diversa que se puede hallar en Mesoamérica, por lo que esperan que sea de provecho para investigadores de toda la región. Además, la exposición se instaló de tal forma que pueda ser movilizada fácilmente para presentarse en otros puntos del país, en incluso a otras naciones centroamericanas.
«Queríamos dejar la colección en un lugar donde estuvieran bien conservados los insectos, y la Universidad de Costa Rica está muy feliz de poder exhibirla» comentó Whitten.