El Pentágono analiza seriamente un posible retiro de las tropas estadounidenses de Irak, en momentos en que el Congreso de ese país debate esta opción, que está lejos de ser rápida y fácil en términos de logística.
«Si debemos partir rápidamente, esto tomaría alrededor de nueve meses», dijo a la AFP un responsable del Pentágono que requirió el anonimato. Pero eso significaría dejar lo esencial del equipamiento en Irak, agregó.
Según él, «tomaría unos dos años si nos piden traer lo esencial de nuestro equipamiento, cerrar las bases y transferirlas a los iraquíes».
Un reciente estudio del Estado Mayor alcanzó esta conclusión tras analizar una serie de posibilidades para el retiro, destacaron responsables estadounidenses.
Actualmente se están realizando estudios más detallados previendo que el Ejército reciba la orden de retirar todo el contingente (unos 160.000 soldados) o sólo una parte.
Las tropas y los equipos podrían partir a través de Turquía o Jordania, aunque lo más probable es que sea por Kuwait, donde el equipamiento debe ser inventariado, limpiado y empaquetado antes de ser cargado a los barcos.
El presidente George W. Bush sigue manteniendo su postura, sobre que las fuerzas estadounidenses se retirarán sólo cuando las condiciones en el terreno lo permitan. Pero sus adversarios demócratas en el Congreso proponen que gran parte de los soldados regresen de aquí a fines de abril de 2008.
Esperando frenar las ideas de una salida fácil de Irak, altos responsables del Pentágono comenzaron a hablar más abiertamente de los problemas de logística que ello implica.
«No se trata sólo de soldados pero de millones de toneladas en equipamiento que pertenecen al gobierno estadounidense y otra cantidad de cosas», declaró el viernes el secretario de Defensa, Robert Gates. «Se tratará de una enorme operación de logística».
Gates citó el retiro de los efectivos estadounidenses tras la guerra del Golfo en 1991, que tomó cerca de un año en condiciones de paz y utilizando puertos y aeropuertos saudíes bien equipados.
En el caso de Irak, los expertos consideran que la violencia confesional podría intensificarse antes del retiro estadounidense, dificultando su realización.
«Esto precisa coordinar bien los desplazamientos sobre las rutas», subrayó un responsable del Pentágono, agregando que haría falta una buena cobertura aérea.
El Ejército estadounidense deberá también determinar el destino de las decenas de miles de civiles que empleó en Irak, afirma William Solis, experto en el GAO (Government Accountability Office), un organismo de control para la contabilidad pública.
El equipamiento acumulado en Irak a lo largo de los cuatro últimos años serán un gran problema, y el ejército deberá decidir lo que dejará y lo que no.
Según responsables del Pentágono, en Irak hay cientos de tanques Abrams y vehículos de combate Bradley y Stryker, y miles de todoterrenos Humvees blindados y camiones.
A esto, se suman las reservas de municiones, los depósitos de alimentos y los hospitales.
Si la gran parte de los equipos son dejados en Irak, habrá que remplazarlos una vez que el contingente regrese a Estados Unidos y eso costará mucho dinero, agrega un responsable de la Defensa.
Expertos dudan que los tanques y vehículos de combates sean donados a los iraquíes debido a las tecnologías de punta que contienen y debido a que hay una falta de este tipo de equipos para el entrenamiento en Estados Unidos.