Combatientes rebeldes encabezados por yijadistas mataron en Siria a por lo menos 190 civiles y secuestraron más de 200 durante una ofensiva contra los pueblos simpatizantes del régimen, acciones consideradas como crímenes de guerra, afirmó el viernes una organización internacional de derechos humanos.
Los ataques del 4 de agosto contra civiles inermes en más de un docena de aldeas del litoral sirio en la provincia de Latakia, fueron sistemáticos y podrían ser considerados como un crimen de lesa humanidad, dijo Human Rights Watch en un reporte de 105 páginas con base en una visita a la zona un mes después del ataque.
Testigos relataron que los rebeldes buscaron casa por casa, en algunos casos mataron a familias enteras y en otros casos sólo a los hombres y se llevaron de rehenes a las mujeres y a los niños. Los pobladores pertenecían a la secta minoritaria alauita, una vertiente de los musulmanes chiís que integran la base de respaldo del régimen del presidente Bashar Assad —y a quienes los musulmanes sunitas consideran herejes.
Un sobreviviente, Hassan Shebli, dijo que se escapó cuando los rebeldes se acercaban al pueblo de Barouda al amanecer, pero tuvo que dejar a su esposa, que no podía caminar sin muletas, y a su hijo de 23 años, que está completamente paralizado.
Cuando regresó días después, después que las fuerzas del gobierno recuperaron el pueblo, halló a su esposa y a su hijo enterrados cerca de la casa y había huellas de balas y manchas de sangre en el dormitorio, señaló el grupo de derechos humanos con sede en Nueva York.
Los resultados contribuyen a una creciente incomodidad en Occidente sobre las tácticas que usan quienes tratan de derrocar a Assad y sobre el creciente liderazgo de los rebeldes yijadistas, entre ellos extranjeros vinculados a al-Qaida.
Los investigadores de crímenes de guerra de las Naciones Unidas han acusado a ambos bandos de la guerra civil en Siria que ya ha llegado en su tercer año, de cometer atrocidades, aunque señalaron a principios de año que la escala e intensidad de los abusos de los rebeldes no alcanzan la dimensión de los cometidos por el régimen.
Las nuevas acusaciones de abusos rebeldes tienen lugar en momentos en que el régimen de Siria recuperó algo de legitimidad por su aparente cooperación con un programa internacional enfocado a destruir su arsenal de armas químicas hacia mediados del 2014.
Lama Fakih, de Human Rights Watch, indicó que los abusos de los rebeldes en Latakia «con certeza son crímenes de guerra» y podrían ser incluso considerados en el nivel de los crímenes de lesa humanidad.
La organización dijo que más de 20 grupos rebeldes participaron en la ofensiva de Latakia.
Cinco grupos, entre ellos dos vinculados a al-Qaida y otros con tendencia yijadista, encabezaron la campaña, que al parecer fue financiada en parte por donaciones privadas recaudadas en el Golfo Pérsico, dijo el informe.