El cese parcial de las operaciones del gobierno entra en su quinto día y el Congreso se reunirá en una sesión que no promete avances en solucionar el estancamiento, pero que al menos ofrecerá paga retroactiva a los empleados federales cesados temporalmente.
La Cámara tiene programado votar un proyecto de ley respaldado por la Casa Blanca y los legisladores demócratas que aseguran el pago retroactivo a los 800 mil empleados federales cuando el cierre del gobierno termine. Se espera que el Senado apruebe el mismo proyecto más tarde, incluso el propio sábado, para que el presidente Obama lo firme.
Los legisladores siguen repitiendo el mismo guión en el Capitolio: los republicanos de la Cámara aprueban proyectos de ley para reanudar las operaciones de ciertos programas políticamente sensibles, mientras los demócratas insisten en reanudar las operaciones de todo el gobierno.
«Lo único que separa a este Congreso de un gobierno abierto es la negativa del presidente de la Cámara, John Boehner de permitir una votación sobre una resolución para que el gobierno reanude sus labores», dijo el viernes el representante Chris Van Hollen, demócrata por Maryland.
Pero parece haber pocas probabilidades de que eso suceda. Por una parte, cualquiera de las dos partes que pestañee puede ser percibida como débil, y ahora se aproxima una batalla aún más importante mientras los combatientes en Washington cambian el foco al tema de límite de la deuda, que tiene el potencial de provocar por primera vez que el país caiga en mora en el pago de sus deuda soberana.
«Eso no es un maldito juego», dijo Boehner, republicano por Ohio, mientras la Casa Blanca y los demócratas mantenían su posición de negociar sólo cuando se reinicien las labores del gobierno y se aumente el límite de la deuda que ahora es de 16,7 billones de dólares.
Por su parte, los republicanos mencionaron una cita publicada en The Wall Street Journal, atribuida a un funcionario no identificado de la Casa Blanca: «Estamos ganando… No nos importa» cuánto tiempo dure el cierre del gobierno.
Uno de los temas a tratar es una medida de financiación temporal para mantener el gobierno funcionando en su totalidad hasta mediados de noviembre o diciembre. Desde el cierre anterior, en 1996, se han aprobado sin mucha dificultad más de 100 leyes de financiamiento parcial.
Pero los republicanos del Tea Party, su urgencia acicateada por el debut de los mercados de seguro médico este mes, exigen concesiones en la ley de servicios médicos de Obama como el precio para aprobar más fondos, lo que ha provocado el enfrentamiento con los demócratas.
«El pueblo de Estados Unidos no quiere que su gobierno deje de operar, y yo tampoco», dijo Boehner. «Todo lo que pedimos es que nos sentemos y tengamos una discusión para llevar justeza, reabrir el gobierno y llevar justeza al pueblo estadounidense con el Obamacare. Es tan simple como eso. Pero todo tiene que comenzar con una simple discusión».
Obama ha dicho repetidas veces que no negociará una medida de financiación temporal de gastos o el límite de la deuda, alegando que el Congreso debe enviarle leyes libres de exigencias republicanas.
Los representantes republicanos parecían estar modificando sus demandas, restando fuerza a su insistencia en retirar los fondos a la ley de servicios médicos a cambio de reabrir el gobierno. En su lugar, reanudaron sus llamados s reducir los programas sociales federales y el déficit a futuro, cosas que Boehner ha dicho repetidas veces que tienen que ser parte de cualquier negociación sobre el límite de la deuda.
En un prolongado debate con el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, demócrata por Nevada, y otros demócratas, Cruz los culpó a ellos y a la Casa Blanca por el estancamiento.
Pero el senador Carl Levin, demócrata por Michigan, comparó la estrategia republicana con «destrozar una plato de loza con un martillo, unir un par de pedazos con pegamentos hoy, otro par mañana, y otros dos o tres al día siguiente».