Hace ya muchos que con el fin de prevenir accidentes en el desaparecido Departamento de Seguridad e Higiene del IGSS, se practicaban obligatoriamente a todos los conductores de vehículos automotores de transporte colectivo los llamados exámenes psicotécnicos. Aunque los pilotos tuvieran licencia profesional, los empresarios, entonces todavía responsables, no les permitían conducir sus vehículos a quienes no llenaban los requisitos de conformidad con la ley.
Ignoro por qué se dejó de cumplir tan buena práctica, por lo que cabe preguntar ¿Cuánta gente estará manejando por nuestras calles y carreteras con deficiencias psicotécnicas que le impiden frenar bruscamente o que su reducido campo de visión no les permita apreciar que otro vehículo los está rebasando?
Tantos años de corrupción ha permitido que cualquiera, con buena cantidad de billetes en mano, pueda obtener cualquier tipo de licencia para conducir un vehículo de distinto tipo, como que sin ninguna supervisión ni control se sigan “dando clases de manejo” lo que de paso permite a los alumnos obtener la licencia respectiva. De ahí que resulta innecesario preguntar ¿Por qué ocurren tantos accidentes de tránsito en Guatemala? La respuesta está a la vista, lo que sumado a la enorme incapacidad de nuestras autoridades, muchísima gente anda manejando sin saberlo hacer correctamente.
¿Pero si a lo anterior le sumamos la increíble facilidad que tenemos los chapines para que todo se nos olvide? A estas alturas, a la gran mayoría de mis paisanos se les borró mentalmente el trágico accidente ocurrido recientemente en el municipio de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango; como también quitó de su memoria que tantos buses en la “Vuelta del Chilero” fueron a parar al fondo del barranco, como sinfin de accidentes que han producido miles de personas fallecidas con los daños y perjuicios consecuentes. Nada nos remuerde la conciencia, como para que no pudiéramos quitar el dedo del renglón en seguir empeñados en exigir a nuestras autoridades el cumplimiento de las normas de tránsito que regulan el transporte colectivo de pasajeros ¿O estoy loco de remate cuando aseguro que todo eso les sigue viniendo del norte?
Basta caminar un par de cuadras en calles y carreteras para comprobar que nuestra gente no sabe manejar bien. Efectivamente, podrán montarse en el vehículo, arrancarlo y conducirlo, pero eso no significa hacerlo bien, respetando las señales; poniendo sus indicadores de vía cuando va a cambiar de carril o cruzar en una esquina; estacionando solo en lugares permitidos o sujetándose a los límites de velocidad, mucho menos darle el servicio de mantenimiento periódico al vehículo, para que a la primera de cambios no haga el ridículo al decir con tremendo desparpajo “se me fueron los frenos usté” ¿Qué pasó con los flamantes funcionarios de Transportes, Tránsito, Gobernación, Comunicaciones y tantas autoridades más? ¿Será que para tomar acciones, como obtener buenos resultados están esperando otro dramático y espeluznante camionetazo?