En julio tendremos la oportunidad de ver la Copa América, el principal torneo de selecciones del continente sudamericano que contará con la presencia de dos invitados, México y Costa Rica.
Sería interesante analizar un poco la situación de los países participantes.
Sus características económicas muestran claramente que los países sudamericanos, en mayor o menor medida, siguen siendo Estados incompletos, con economías subdesarrolladas. Funcionan como parte de un movimiento internacional de capital, pero no cuentan con un flujo económico interno que les permita tener economías nacionales completamente coherentes e integrales, quedando sujetas así a intereses externos.
Este problema está enmarcado por la historia de encuentros y desencuentros entre los países sudamericanos, especialmente en el ámbito geopolítico de la región.
Una ojeada al mapa sudamericano permite ver que Brasil es el país más grande de la zona, rodeado por otras naciones hispanohablantes. Esto demuestra que el imperio lusitano, primero, y la República de Brasil, después, pudieron conservar la unidad del actual territorio brasileño, mientras que las ex colonias españolas se fueron desintegrando en un proceso de fragmentación paulatina, que desembocó en la creación de un gran número de países de habla española.
Por eso tenemos en esta competencia a 11 países que hablan español, cada uno a su manera, y sólo uno de habla portuguesa.
Pareciera que la división de los grupos de la Copa América tuvo el propósito de evitar algunos encuentros desagradables entre rivales históricos, aunque en el caso de Sudamérica es casi imposible evitarlos del todo.
Chile y Bolivia, por ejemplo, están en grupos distintos, pero los chilenos tendrán que enfrentar en el Grupo C a Perú, un país con el que lucharon la llamada Guerra del Pacífico y de la que todavía quedan cicatrices a flor de piel entre los peruanos y, especialmente, los bolivianos que perdieron el acceso al mar.
Brasil y Paraguay, rivales del Grupo B, protagonizaron una sangrienta guerra que cobró la vida de casi toda la población masculina de Paraguay a mediados del siglo XIX.
Los tres cabezas de serie son las grandes potencias del fútbol continental: Argentina, Uruguay y Brasil.
Uruguay, el mejor equipo del continente en el pasado Mundial en el que alcanzó las semifinales, podría ser la gran novedad que se meta en la pelea por el título.
Sin embargo, no creo que esto suceda, a pesar del antecedente de Sudáfrica, de la proximidad geográfica ente Uruguay y el país anfitrión, y los dos millones de uruguayos que viven en Argentina.
Lo más probable es que Brasil y Argentina disputen nuevamente el título, como lo hicieron hace cuatro años en la final de Venezuela en la que los brasileños ganaron su octava corona. Para el país anfitrión, se trata de un asunto de honor, ya que hace mucho tiempo que no conquista el torneo y en las dos últimas finales cayó precisamente ante la selección brasileña, su histórico archirrival.
Jugando en casa y contando en su plantel con el mejor futbolista del mundo, Lionel Messi, las expectativas entre la afición argentina son enormes. Sólo aceptarán el título, y otro subcampeonato sería considerado como una gran humillación.
Yo apostaría por una nueva final entre Brasil y Argentina. Este pronóstico no es una gran novedad, sino más bien lo que todos esperan.
Cualquier otra hipótesis sería descabellada.
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Sócrates fue capitán de la selección brasileña en el Mundial de 1982. También disputó el Mundial de 1986 y es considerado uno de los mejores mediocampistas de todos los tiempos. Para comentarios pueden escribir por Twitter a http://twitter.com/AP_CopaAmerica